Cambiar la forma de hacer las cosas


En una publicación reciente reflexionaba sobre algunas ideas para fomentar el cambio en las organizaciones. Partiendo del hecho que las empresas están estacionadas en una forma de ser y actuar que llamaremos el «Status quo».

A lo largo del tiempo y por diferentes situaciones, las empresas requieren de hacer cambios en su forma de operar y actuar. Algunas empresas, simplemente mencionan que van a hacer un cambio y ya. Sin embargo, ello no cumple con los requisitos para ser un cambio planeado y en ocasiones los esfuerzos simplemente fracasan o no prosperan de manera adecuada.

En semanas pasadas he estado interactuando con empresas que buscan hacer cambios en sus organizaciones y quiero comentar algunos elementos que contribuyen al cambio planeado. Hay que partir de que la organización va a presentar tanto una resistencia empresarial y otra a nivel individual. Cosas como:

  • Los hábitos.
  • El miedo a lo desconocido.
  • La inercia de la organización y su cultura.
  • Diferentes amenazas percibidas por el cambio que viene.
  • Y otras más.

¿Qué hacer? Lo mejor es recurrir a buenas prácticas:

  • Contar con un agente del cambio, puede ser interno o externo, mando o no. En ocasiones el agente externo puede proveer un punto de vista que el interno no logra apreciar.
  • Crear una conciencia sobre la necesidad del cambio. Responder la pregunta al ¿por qué necesitamos un cambio?
  • Tener clara una visión, una estrategia y planeación para lograr el cambio.
  • Comunicar y explicar adecuadamente el cambio. Que no sea sorpresa.
  • Educar, entrenar o capacitar en las nuevas formas. Muy importante cuando la nueva forma o cambio que se busca implica conocimiento y habilidades diferentes o adicionales a las actuales.
  • Involucrar a la gente en el cambio. De ese modo lo siente como propio y es más fácil que lo adopten.
  • Remover obstáculos y proveer recursos y apoyos para lograr el cambio.
  • Negociar con las partes involucradas. En ocasiones no se puede todo, pero lograr lo suficiente permite ir avanzando.
  • Contar con un sistema para identificar pequeños logros a lo largo del cambio.
  • Establecer mecanismos de reconocimiento y recompensa. Los pequeños éxitos suman para crear la confianza de que las cosas están funcionando y se va a lograr el objetivo planteado.
  • Formalizar y estandarizar los nuevos métodos de trabajo y asegurarse de que estén alineados con otros métodos y sistemas.

Obviamente que los agentes del cambio y los mandos deben de estar preparados en técnicas y habilidades para atender situaciones que se presenten durante el cambio. Entre ellas contamos:

Entre más conocemos y entendemos estos temas podemos manejar lo que se nos presente y minimizar los riesgos que el cambio no sea aceptado por la organización.

Así escrito se ve complicado y es más sencillo el simplemente decir que existe el cambio y esperar a ver qué sucede. Aunque lo que nos debe de inquietar es la efectividad en la implementación del cambio. En ello, un poco de planeación nos pone en una gran ventaja a la hora de implementar cambios. Cambiar no es fácil y toma tiempo, así que en entre menos tiempo perdamos en la implementación del cambio por haber realizado un poco de planeación, es mejor.