Cuando mi hijo tenía apenas 4 meses de edad, mi esposa y yo nos enfrentamos a la situación de tener que autorizar una cirugía para él. Esa fue una situación complicada y una decisión difícil de tomar.
Como gerentes y directivos nos enfrentamos a las decisiones difíciles de manera continua y lo importante es no evadirlas. Las decisiones difíciles son aquellas que tienen un impacto al largo plazo en las organizaciones y es muy cómodo postergarlas esperando a ver si las cosas se «arreglan solas».
Las situaciones difíciles presentan ciertas características, entre algunas de ellas puedo mencionar:
- Como ya comenté, afectan a la organización a largo plazo.
- Pueden tener vinculadas una fuerte carga emocional, sobre todo si involucran a gente y colaboradores.
- Generalmente se dan en situaciones de incertidumbre, esto es, no se puede saber con certeza el resultado y se tiene información limitada para decidir.
- Tienen una carga de urgencia, entre más se postergan, más difícil se volverá tomar la decisión.
- La decisión tomada, cualquiera que sea, no será popular.
Es importante entender que las decisiones difíciles tienen que tomarse. Lo cierto es que los resultados de la decisión puede ser positivos o negativos, lo importante es no postergar la decisión. En caso de ser negativo el resultado, se habrá aprendido y volveremos a decidir otra cosa buscando atender la situación difícil. Lo importante es atender la situación.
Sin importar lo que se decida, es necesario estar dispuesto a aceptar las consecuencias, buenas o malas, conocidas o desconocidas, de la decisión en cuestión. Es complicado anticipar, lo que no podemos hacer es evadir. Bien dicen que las decisiones no mejoran con el tiempo.
Lo que podemos hacer es apoyarnos en técnicas de toma de decisión, que si bien no deciden por nosotros, nos ayudan a poner, por así decirlo, en «blanco y negro» la situación y a partir de ahí podemos decidir. Es importante se objetivo y considerar el beneficio hacia toda la organización en el largo plazo.
Con el paso de los años me he enfrentado a nuevas y diferentes situaciones difíciles, unas más que otras, sin embargo, al final, independientemente del resultado de las decisiones tomadas, de lo que no tengo duda es que lo mejor fue no evadir dichas situaciones. Esa, esa es la parte complicada en la gerencia. Decidir es parte de la esencia de ser gerente.