Hace años, cuando fui gerente a cargo del desarrollo de nuevos productos, estaba en proceso de re estructurar el área a fin de poder brindar servicios de clase mundial a los clientes. Apenas íbamos empezando los trabajos de mejora y había mucho por hacer en términos de gente, infraestructura y métodos de trabajo.
Uno de esos días iba caminando por un pasillo y me encontré a mi entonces jefe, el gerente general. Él acababa de regresar de un viaje por Europa así que al topármelo me resultó bastante natural preguntarle sobre como habían ido las cosas.
–Hola, ¿cómo te fue?
–Bastante bien me reuní con la gente de MB (un reconocido fabricante de vehículos). Y fíjate que hablando con ellos les comenté que vamos a entrarle al desarrollo de los productos que comentamos.
Yo me quedé frío, pues ni remotamente estábamos listos aún para ello. Así que se me salió decir:
–Oye pero aún no tenemos lo que se requiere para ese tipo de desarrollos.
Mi jefe mi miro y de una manera fría y cortante expresó:
–¡Ese es tu problema!
Sonrió y continuo su camino en el pasillo. Yo únicamente me quedé callado mirando como se iba a su oficina y procesando lo que acababa de decirme. Y es que en el fondo, tenía razón.
Al aceptar mi posición como gerente lo hice para mejorar el área a mi cargo, para crear los procesos, sistemas, infraestructura y personal necesario para sacar adelante las cosas. Mi trabajo era solucionar cualquier problema que nos impidiera estar al nivel requerido y acceder a nuevos desarrollos.
El trabajo de mi jefe era retarnos y buscar nuevas oportunidades de crecimiento para la empresa. Mi trabajo era estar listo para aprovechar esas oportunidades.
En ocasiones, como gerentes, se nos olvida que nuestro trabajo no es ser especialistas, nuestro trabajo no es solo dar órdenes. Nuestro trabajo es crear la mejor área posible que pueda dar los mejores resultados.
A lo largo de los años me he encontrado gerentes atrapados en el día a día, apagando fuegos, operando sus áreas, realizando actividades expertas, más no dedicando el tiempo requerido a mejorar su áreas y a volverlas el mejor área posible.
En ocasiones, como gerentes, nos quedamos atrapados en la adrenalina de ser expertos, el día a día y no en la adrenalina de la gestión y de la mejora. Es importante tomar conciencia y tomar la decisión de dedicarnos a aquello que hará a nuestras áreas más robustas y menos dependientes de nuestra labor como expertos en el tema.