A la mitad de la carrera, participando como becario en una empresa de componentes automotrices, me tocó visitar, junto con el director de ventas nacionales, los patios de autos terminados en una de las grandes automotrices del país. El director me explicó que en tiempos pasados le bastaba con hacer un estimado rápido de los autos en el patio para saber cuánto debería de producir.
–Mira el patio ahora, se pierde en el horizonte la cantidad de vehículos hacia ambos lados. Ya no me basta con simplemente contar a lo largo y a lo ancho y multiplicar para saber como anda la producción.
–Eso veo, es un enorme número. Nunca había visto tantos vehículos juntos.
El objeto de la visita era darme a entender que ahora él necesitaba algo más, esto es, números, estadísticas para poder hacer estimaciones sobre la producción de las armadoras y entender como se está comportando el mercado para tomar decisiones.
Tras esa visita nos dirigimos a la oficina de la asociación nacional de automóviles. Ahí me presentó a la gente que me haría llegar algunos datos históricos sobre la industria.
Ya de regreso en nuestras oficinas, recibí el primer conjunto de datos.
–¿Cómo ves? ¿Qué podemos hacer con esto?
Mire la hoja tratando de descifrar el contenido de las columnas.
–Voy a procesar los datos y te presento algo.
Los siguientes días fueron de meterme a entender como funciona el programa de la hoja de cálculo y que podía hacer con ella. Leí sobre gráficas, sobre celdas, sobre tendencias, estadística y demás.
Pasé los datos a una hoja de cálculo y comencé a revisar y procesar los datos. En algunos casos no hacían sentido, en otros faltaba información. Más adelante me daría cuenta de que el archivo que recibía no era consistente. Sin embargo, había que trabajar con él.
Experimentando e iterando diferentes visualizaciones y revisando con mi jefe, finalmente, encontré una representación de los datos que hacía sentido. Los números empezaron a hablar, las tendencias empezaron a mostrarse.
Con el paso de los meses, fui viendo como se podía ver el comportamiento en los números. Ese fue mi primer acercamiento al análisis de datos y a la toma de decisión basada en hechos. Aprendí que la intuición, basada en la experiencia, está limitada y es necesario recurrir a hechos, datos y herramientas estadísticas para obtener un mayor entendimiento de las cosas.
Lección aprendida
Hoy he aprendido mucho más de los datos, su procesamiento, su análisis y los cuidados que debemos tener al usarlos. En aquel momento aprendí que sin esa habilidad básica estaría muy limitado en el futuro. A lo largo de los años he encontrado empresas y gerentes que no hacen uso efectivo de los datos. No cuidan el registro de los datos, su procesamiento y su análisis para luego realizar una toma de decisión efectiva.
Si un gerente no utiliza cifras y métodos estadísticos, y solo se vale de su propia experiencia, su sexto sentido y sus corazonadas, está reconociendo que su empresa no posee una alta tecnología.
Kaoru Ishikawa
También aprendí que, en ese momento, no tenía prejuicios. Estaba dispuesto a experimentar, a aprender, a descubrir formas de sacar adelante el reto. Simplemente me avoqué a sacar las cosas adelante y aún con sus limitaciones lo logré. Un primer pequeño gran triunfo. Así son las cosas, trabajar con lo que se tiene e ir mejorando y aprendiendo sobre la marcha.