Al igual que en años pasados, en estas fechas contacto a mis clientes respecto al tema de la planeación del año que viene. Algunos cuentan con procesos formales de planeación estratégica, otros no. Independientemente de ello, es necesario realizar algún tipo de ejercicio de analizar hacia atrás, el entorno actual y tratar de estimar hacia dónde deben de avanzar. En una publicación anterior ya había comentado algo al respecto y rescato una frase que me gusta mucho:
Los planes no tienen valor, pero la planeación lo es todo
Dwight D. Eisenhower
Los planes, una vez realizados, pueden verse invalidados por las circunstancias cambiantes y tal vez deban de ser revisados, ajustados o reemplazados según convenga.
El ejercicio de preparar un plan es lo que realmente agrega valor, simplemente porque hacemos un alto en nuestras agitadas agendas y revisamos hacia atrás y hacia nuestro alrededor para ver y entender como se encuentran las condiciones en las que estamos operando y si estas han cambiado o no. Esto permite que todos los mandos estén alineados sobre aquello que es necesario realizar.
De este análisis se desprenden reflexiones sobre si debemos continuar nuestro rumbo, mantener y reforzar nuestras estrategias o si debemos plantear nuevas estrategias y discontinuar algunas. El entorno en el que nos desempeñamos es cambiante. Dependiendo del mercado, producto y época, ese cambio puede ser lento y gradual o puede ser rápido y drástico.
Lo que no debemos permitirnos es vernos sorprendidos, como dice Peter Drucker, por los acontecimientos. En ese sentido, es importante voltear tanto hacia fuera como hacia dentro de la organización.
Afuera de nuestra organización hay eventos que están sucediendo, como los eventos y decisiones políticas en nuestro país o en nuestra región e inclusive a nivel global. Igualmente hay eventos económicos que pueden alterar o causar disrupción a nuestras operaciones y empresas. La tecnología, hoy en día, es uno de los factores mas importantes a estar monitoreando. El aspecto social es también muy relevante, como bien lo ha evidenciado la pandemia del COVID 19.
Hacer lo anterior requiere de tiempo, en el cual revisemos fuentes «confiables» de información y luego que hagamos un resumen y profunda reflexión sobre lo que sucede y cómo nos podría afectar.
Dentro de nuestra organización, están nuestros procesos, nuestra infraestructura, nuestra materia prima, nuestra información y nuestro personal. Todos ellos deben de ser observados, analizados y comprendidos para ver en qué formas afectan o benefician a nuestras operaciones y determinar la forma de mejorarlos o reforzarlos.
Como comenté, esto requiere tiempo y me he encontrado que algunas empresas no se dan el tiempo para revisar. En muchas ocasiones, simplemente reaccionan ante los eventos que pudieron preverse y dedican tiempo de urgencia a tratar de atender eventos que pudieron atenderse con tiempo.
Y la pregunta obligada es: ¿tenemos establecido un calendario para revisar nuestra situación, nuestro contexto y nuestras estrategias? Sé que algunas empresas en estas épocas realizan ejercicios presupuestales hacia el año que entra. En ocasiones, dichos presupuestos quedan disociados de una necesidad estratégica y de estrategias integrales y alineadas de todo el negocio.
Así que aún con tiempo para el fin de año. Dedica un tiempo con tu equipo de trabajo, con tus mandos y colaboradores para analizar tu situación, tu entorno y tratar, hasta donde sea posible, de anticipar los eventos y acciones necesarias para poder navegar el siguiente año de la mejor manera posible. Siempre existirá un factor de incertidumbre sobre el futuro, más estas acciones, este tiempo que dediques, contribuye a incrementar la probabilidad de que no te sorprendan los eventos que pudiste haber anticipado.