¡No te toques la cara!


En estos día de epidemia, y posible pandemia, sobre el Coronavirus que se esparce por todo el planeta. Los organismos y países sacan a diario recomendaciones para ayudar a prevenir y evitar contagios.

Una de las recomendaciones es «¡No te toques la cara!», esto debido a que el Coronavirus en cuestión se transmite más fácilmente por contacto que por aire y al estar contacto con objetos como mesas, puertas y demás, podemos trasladar la infección a los puntos de entrada como nariz y boca.

Esta situación, me parece interesante para reflexionar sobre lo que hacemos en las empresas. Esto es, decirle a la gente que hacer y esperar que lo haga. Y de eso quiero escribir hoy.

La expectativa del gobierno y organismos de salud es que ante la continua comunicación de las medidas, la gente las adopte. Obviamente, de tanto bombardeo, la gente voltea a ver la medida. Pero posiblemente no haga absolutamente nada. Sin embargo, tanta insistencia en medios ocasiona que al escuchar a una persona toser, las demás inmediatamente decidan o recuerden lavarse las manos, taparse la boca y demás.

Entonces aquí hay dos componentes, uno es la comunicación continua e insistente y además está la motivación: ¡No enfermarse! Si a esto le sumamos la cantidad de videos e infografías que circulan en redes sociales demostrando cómo lavarse las manos, como usar las mascarillas, como toser en el codo y otras. Se incremente la probabilidad de que más gente adopte la buena práctica. Aunque sea por el tiempo que dure la «epidemia».

El detalle es que pasada la crisis, la mayoría de las personas volverá a sus viejos hábitos. Y cuando venga otra crisis, habrá que volver a empezar. Esto es por que la gente no está realmente formando un hábito. O la costumbre arraigada de hacer las cosas. Solo está reaccionando a una situación.

«Es fácil llevar a cabo una buena acción, pero no es fácil adquirir la costumbre arraigada de llevar a cabo tales acciones.”

Aristóteles

En las empresas, no es raro escuchar a los mandos (supervisores, jefes, gerentes) decir que «le han dicho a la gente lo que debe hacer» y sin embargo las cosas no se hacen como se debía. Hay un dicho en el ámbito del desarrollo de personas que dice: «DECIR NO ES ENTRENAR«. Esto debido a que la formación de hábitos va más allá de solo las palabras. Requiere un acompañamiento: una supervisión, retroalimentación y reforzamiento o re entrenamiento en caso de ser necesario.

Inclusive si nos vamos al ámbito de la capacitación (cursos y talleres en aula), encontramos el mismo fenómeno.

Es cosa corriente pensar que un seminario basta, pero la gente olvida lo que ha aprendido y recae en sus viejos hábitos. La educación por medio de seminarios formales ha de ser apenas la tercera o cuarta parte de la educación total. El resto se debe realizar en el trabajo cotidiano, donde el superior enseña a sus subalternos.

Kaoru Ishikawa

En los años 80s, Ishikawa sabía que si se quería generar cambios duraderos en la gente, el verdadero entrenamiento se da en piso. El jefe con el subordinado. Aplicando lo visto en aula, creando los espacios y oportunidades de aprendizaje y transmitiendo la experiencia en el día a día.

Los hábitos toman tiempo en formarse. Se pueden hacer campañas temporales, pero los cambios en la forma de actuar de la gente requieren de mucho más. Si queremos que nuestros colaboradores adopten buenos hábitos y comportamientos en la empresa, tendremos que empezar con una buena selección de personal, procesos de capacitación e incorporar procesos de entrenamiento en piso y acompañamiento que realmente generen esos comportamientos a largo plazo.

A lo largo de más de 20 años de estar en el medio gerencial y de capacitación he escuchado la frase «La capacitación no sirve». Pero esto es debido a que se cree que la capacitación genera hábitos y cambios, cuando en realidad lo que hace es transmitir conocimiento. Pero solo a través de la ejecución se puede generar el aprendizaje y la adopción de nuevos hábitos.

He encontrado empresas con procesos de capacitación muy robustos, pero aún estoy esperando ver más empresas con procesos de entrenamiento en piso que ayuden realmente a formar hábitos y que las cosas no se queden en buenas acciones y resultados temporales o mediocres. Y por ello es que actualmente centro mis esfuerzos en el acompañamiento y entrenamiento en piso, post capacitación.


5 respuestas a “¡No te toques la cara!”

  1. Hola Luis:
    Algo adicional que he aprendido en el día a día, es que los buenos hábitos, los tenemos que comunicar.
    Esto quiere decir que no únicamente pegándolos en las oficinas o la planta es como se van a «comunicar» estos buenos hábitos.

    Y para mi, comunicar los buenos hábitos es vivirlos y estos se viven realmente cuando hay problemas .

    Ya que muchas veces cuando hay problemas, pasamos por alto los buenos hábitos, y nos enfocamos en el resultado, ya que «lo que importa es la entrega del producto».

    Desde mi óptica, los buenos hábitos al igual que los valores, siempre los tenemos que aplicar independientemente de las circunstancias.

    Saludos.

    • Totalmente de acuerdo Ricardo. Los hábitos se tienen que vivir todos los días, para que realmente se vuelvan parte de la práctica diaria y se apliquen «en las buenas y en las malas». Hacerlo cuando solo hay crisis es arriesgado.

      Buena reflexión. Gracias por compartir.