La economía es como los pedales de una bicicleta. A veces está arriba y a veces está abajo. Desgraciadamente, nadie se acuerda de que baja hasta que sucede.
El reto de las empresas es prepararse en las épocas de bonanza para poder atender de manera eficiente las épocas de crisis. Durante las crisis hay poco margen de acción, pocos recursos y poco tiempo.
La tarea más importante del líder de una organización es preverla crisis. Tal vez no evitarla, pero si anticiparla. Uno tiene que capacitar la organización para anticipar la tempestad, capearla y, de hecho sobrepasarla.
Peter Drucker
En el mundo de la manufactura decimos que los inventarios «ocultan» ineficiencias.
Cuando en procesos de mejora, se trabaja la reducción de los niveles de inventario, lo primero que botan son las ineficiencias inherentes en el sistema. Y esto es bueno, pues de ese modo se pueden atender. Obviamente, la idea es hacerlo de manera gradual y controlada.
Considero que algo similar pasa durante las épocas de crisis, pero en vez de disminuir los niveles de inventario, disminuyen otras variables como pueden ser los recursos humanos o monetarios.
Ante dicha disminución lo que se vuelve aparente son las ineficiencias del sistema de gestión. Dichas ineficiencias son toleradas en tiempos de bonanza, pues son cubiertas por el exceso de recursos. Pero cuando estos escasean las cosas se complican.
Estar en época de crisis y además tener ineficiencias es una combinación muy explosiva. Pues se tiene que trabajar al límite, con poco tiempo, poco recurso y además atender los problemas que derivan de las ineficiencias.
En esos casos, tener una idea muy clara de la naturaleza o el origen de las ineficiencias es muy importante. De otro modo, las acciones que se tomen podrían solo contribuir a agravar el problema.