A veces sentimos la necesidad de querer que las cosas sean perfectas antes de lanzarlas al mercado o utilizarlas en nuestros procesos.
Es un noble sentimiento con un fin igual de noble, pero nos puede acarrear muchos problemas. Sobre todo nos lleva revisar y revisar y revisar las cosas sin llegar a la implementación.
Dicen que una idea medianamente buena bien implementada es mejor que una idea perfecta jamás implementada.
Creo que es importante reflexionar que la idea de la mejora continua es construir sobre lo que está y trabajar continuamente para mejorarlo. Jamás vamos a lograr la idea o solución perfecta. Siempre habrá una reflexión o solución mejor.
Tomar una idea o solución «suficientemente buena» y echarla a andar nos permite identificar errores en la práctica, aprender y mejorar. Tenemos que superar la idea de la «falsa perfección».
Asi que a aquello que le has dado vueltas más de una semana, ¡tómalo como está, impleméntalo, solicita retroalimentación y mejora. El reto es superar la creencia de que hacemos algo y ya. Tenemos que hacer y mejorar continuamente, es un esfuerzo continuo y no de una única vez.
¿Te ha sucedido? ¿Qué haces para no verte atrapado en el perfeccionismo y la parálisis por análisis?