Desde que nos levantamos hasta que anochece, todo nuestro día es una constante evaluación de riesgos. Consideramos el riesgo de desayunar o no hacerlo, de usar la camisa no planchada o perder tiempo en plancharla, sobre si cruzar la calle por abajo o por el puente peatonal.
Tal vez no conscientemente, pero evaluamos los riesgos en todo momento. Sin embargo, en el trabajo, en las empresas, tenemos que hacer, en muchas ocasiones, una valoración más consciente de los riesgos.
Una vez director me comentaba que quería que sus directores anticiparán más, que previeran las cosas, que tomaran acción antes de que los problemas surgieran.
El cuerpo de conocimientos sobre riesgos y toma de decisión es amplio y daría para muchas publicaciones. Sin embargo, quiero hablar de una «herramienta» que se utiliza en las auditorías de sistemas de gestión para determinar si la empresa ha considerado riesgos y si ha adoptado un enfoque hacia la prevención.
Esta herramienta se conoce como la técnica «Y sí…» y básicamente sobre algún tema en particular consiste en preguntar «Y sí faltara algo», «Y sí no llega la información», «Y si no funciona el equipo», «Y si la persona se enferma», etc. La pregunta depende del contexto y del tema en cuestión.
Esta es una técnica que debe usarse con cuidado, pues puede uno perderse fácilmente si no conoce del tema («Y si cae un asteroide»).
Por otro lado, si se adopta de manera frecuente puede contribuir a crear un hábito de cuestionamiento hacia la prevención.
Tras preguntarnos el «Y sí…» en diferentes áreas de un proceso (Gente, Material, Máquina, Insumos, Método) podemos obtener información que nos ayude a robustecer dichos procesos.
Por ejemplo, supongamos que vamos a asignar una tarea que ejecuta la persona A a la persona B. Podríamos preguntarnos:
- ¿Y si A no entrena bien a B?
- ¿Y si el procedimiento para B no está actualizado?
- ¿Y si los demás no se enteran de que ahora B realiza las actividades?
- ¿Y si B no puede con la tarea a pesar del entrenamiento?
Estos cuestionamientos nos llevarían a tomar acciones previas adicionales a la asignación de la tarea de A a B y de ese modo minimizar los riesgos de que las cosas salgan mal.
¿Alguna vez te has preguntado «y si…» las cosas no salieran como estoy pensando? Dedicarle unos minutos a cuestionarnos «y si…» en nuestras decisiones o planes que realizamos puede ayudar a robustecer nuestro desempeño.