Diseñar un reloj mecánico toma tiempo, entre 3-5 años. Esto involucra planeación, así como múltiples prototipos e iteraciones para llegar a un resultado confiable y funcional.
Si además queremos que el mecanismo haga cosas adicionales aparte de dar la hora, minutos y segundos, es necesario incluir lo que se llaman «complicaciones», esto es funcionalidades como dar la fecha, las fases de la luna, cronógrafo, segunda hora y otras más. Cada complicación necesita de tiempo, diseño y planeación adicionales.
Al final, el reto es que todo embone. Cada pieza, cada tornillo, cada soporte, cada resorte tiene una función clara y coordinada con las demás. Todo debe ser alineado y calibrado a la perfección para que se obtenga el resultado deseado.
Hay una frase que dice que: «¡Todas las organizaciones están perfectamente diseñadas para obtener los resultados que obtienen! – Arthur Jones.»
Esto es válido tanto para un reloj como para una organización. El tema es ¿el diseño ha sido intencional, planeado y con buenas prácticas o ha sido improvisado y sin consideraciones?
¿Qué sucedería si un reloj lo diseñara, planeara y pusiera en marcha una persona que no sabe de relojería? ¿Qué pasaría si quien lo diseña y pone en marcha no conoce el concepto de sistema y no cuida que cada parte embone y alinee a la perfección con las demás? ¿Funcionaría el reloj? La respuesta es no. Sería un sistema poco eficiente, lleno de fricciones y que incumple consistentemente los resultados.
Y la reflexión importante es ¿cuántos de nosotros mandos y gerentes conocemos, entendemos y aplicamos el concepto de sistema en el diseño y puesta en marcha de nuestras organizaciones? ¿Cuántos de nosotros garantizamos el funcionamiento adecuado de cada componente, su alineación y acople con el resto de la organización? ¿Cuántos de nosotros consideramos las afectaciones del cambio en una parte del sistema sobre las otras partes del sistema?
La respuesta, sin que haya que darla, está al revisar los resultados de las empresas. Estos son consecuencia del sistema y si el sistema no está planeado, los componentes no embonan, hay fricciones y falta de alineación entre las partes, esto habla de la competencia (o falta de ella) en los mandos y gerentes.
Hay mucho que podemos aprender de un reloj. Es un sistema complejo que al estudiarlo nos ayuda a entender el cuidado y dedicación que debemos aplicar a nuestra gestión y diseño de las organizaciones.