¿El líder nace o se hace?


Esa es una gran discusión a lo largo de los años. Hoy el consenso es que el liderazgo es una habilidad que se puede aprender y desarrollar. 

Al hablar de liderazgo no me refiero al visionario de negocios (como Musk, Jobs o Gates) sino al líder que inspira y desarrolla su gente día a día y los hace crecer y ser mejores (piensa en el líder como lo describen Ken Blanchard, Tom Peters y Marcus Buckingham). 

Sin embargo, ser líder no es la vocación de todo mundo y no se va a lograr con un libro o un curso. En primer lugar, si buscas ser o tener un buen líder en tu organización, necesitas seleccionarlo correctamente. ¿A qué me refiero? Pues a buscar a alguien que anteriormente tenga experiencia «liderando», no necesariamente siendo jefe jerárquico, tampoco que sea un gran líder. Pero sí guiando e inspirando a otros. Tiene que ser una persona a la que le guste tratar y crecer a la gente, alguien que logra ganarse la confianza de la gente. Si no le gusta tratar con la gente, si no cree en la gente, no podrás hacer nada con cursos, coaching, libros y demás. 

Si tienes o eres «alguien con potencial» para el liderazgo ahora podrás desarrollarte o desarrollarlo. ¿Qué significa eso? Obviamente, conocimiento sobre lo que significa ser un buen líder y los comportamientos y hábitos a desarrollar para ello. Ahí los cursos y libros y videos son buenos, aunque no son suficientes. 

Al ser una habilidad, el liderazgo requiere de tiempo y práctica. E igual que cualquier habilidad requiere de equivocarse, reflexionar, recibir retroalimentación, volverse a preparar, reforzar buenas prácticas y por lo tanto mejorar. Esto es, formar líderes o volverse líder toma tiempo. No es una pastilla que le puedes dar a la gente y mágicamente esperar a que se desempeñen como buenos líderes de un día para otro. 

Lo ideal, en el mundo bonito, es desarrollar a los líderes internamente, traer líderes de fuera de la organización es posible, pero complicado en el sentido de que una persona que brilla en una organización, no necesariamente lo hace en otra. Desarrollar líderes internamente requiere de tiempo, recursos y una cosa muy importante: un modelo a seguir. 

La mejor forma de desarrollar un líder o de desarrollarte como líder es trabajar o ser guiado por un líder. Y ojo, no existe el líder perfecto, pero si tu tienes acceso a un líder «suficientemente bueno», vas por buen camino. De otro modo, es mucho más lento, no imposible, pero más lento. Pero si dejas sola a la gente, sin un desarrollo continuo de su liderazgo, acabarás con prácticas no adecuadas. 

En las empresas queremos tener líderes en un par de años, eso es complicado, el liderazgo es como el buen vino, toma tiempo. Pero si no empiezas hoy con un buen programa de largo plazo de desarrollo de líderes, no lo vas a hacer nunca. EMPIEZA HOY. 

Y si tu eres la cabeza de empresa ¿y el liderazgo no es lo tuyo? Ahí se complica la cosa, pero lo primero es aceptar que tienes que aprender lo suficiente, esforzarte el doble, armar un «cochinito» y contratar y pagar a un buen líder para tu organización. Ojalá hubiera otra forma. 

El liderazgo no se vende en cajas de cereal, ni en empaques de lujo, no lo encuentras en las farmacias ni en las tiendas departamentales. El liderazgo se desarrolla, poco a poco, día tras día, mes tras mes, año tras año. 

El liderazgo además de ser un enfoque para tratar y crecer a la gente, se nutre de múltiples habilidades adicionales. Por eso ser líder es una trabajo de tiempo completo y algo que tenemos que desarrollar y reforzar año tras año. Con pautas claras sobre lo que significa ser líder dentro de nuestro organización, evaluando, retroalimentando y reforzando los comportamientos que deseamos ver en nuestros líderes. 

En conclusión, el liderazgo no es un curso, no es un libro, no es un mentor es un proceso de largo plazo que requiere esfuerzo, recursos y un enfoque continuo. Es algo que haces todos los días contigo mismo y con los líderes de tu organización.