Imagina algo que haces en tu vida diaria pero que te cuesta trabajo explicar por qué lo haces. Recientemente leía que los mexicanos cortamos los extremos de un pepino y los frotamos contra el pepino, «para que no se ponga amargo». Inclusive si vemos a cualquier persona cortar un pepino, anticipamos que lo siguiente que hará es frotar los extremos contra el pepino. Lo curioso es que en otros países no se hace eso, nuestra expectativa se vería frustrada en otros países. Frotar un pepino es algo que es parte de nuestro conjunto de creencias mexicano, independientemente de si es bueno o malo, útil o inútil.
En las empresas buscamos entender y predecir cómo se va a comportar la gente y, al igual que con el pepino, tenemos una serie de creencias y generalizaciones sobre cómo debe comportarse la gente. Llegamos a creer esto por experiencia propia, por influencia del ambiente o por los comentarios de otras personas.
Mucho de lo que nosotros creemos y suponemos del comportamiento es resultado de nuestra intuición, la cual, generalmente no viene acompañada de un estudio sistemático del comportamiento humano y por ello caemos en muchos errores. Adicionalmente, presentaremos frustración al darnos cuenta que dichas creencias y suposiciones no logran explicar y modificar el comportamiento observado en nuestros colaboradores.
En las últimas semanas, en interacciones con diferentes clientes me he topado con situaciones como éstas en las que no logran explicar el comportamiento de la gente y mucho menos influir en él con fines de mejora. Ante estas situaciones, yo tiendo a preguntar a los mandos de las organizaciones ¿a cuántos cursos, libros, seminarios o congresos te has expuesto el año pasado en relación a tu conocimiento técnico? Las respuestas varían de un par hasta varios eventos. Pero cuando les pregunto ¿a cuántos cursos, libros, seminarios o congresos te has expuesto el año pasado en relación con el comportamiento humano y organizacional? La respuesta generalmente es el sonido de un grillo en el fondo de la habitación. Cero, nada.
Es difícil entender algo para lo cual no nos hemos preparado. Nadie nos lo dice al iniciar la vida laboral, pero el tiempo se nos va en entender y tratar con gente. Como es algo que hacemos a diario, al igual que la comunicación, pensamos que somos realmente buenos para ello. La realidad es muy distinta en ambos casos.
Peter Drucker decía que nadie que no haya trabajado debería de estudiar administración. El argumento es que no va valorar los conceptos si no ha vivido las situaciones que se viven en una organización. Yo no estudié una carrera en administración, sin embargo, con el paso de los años y mi involucramiento con las organizaciones fui preparado y me preparé a mi mismo en esos temas.
Uno de los temas más importantes, a mi parecer, para cualquier mando y persona que gestiona (gerente) es el estudio de Comportamiento Organizacional. Esta rama es la conjunción de cosas como la psicología, la sociología, la psicología social, la antropología y la ciencia política (según Stephen P. Robbins).
Al leer un libro así, aunque académico, existen muchas cosas que comenzarán a tomar sentido y si bien no nos dará las respuestas, nos permitirá poner los pies en la tierra y tener claridad de lo que se puede hacer o no. El comportamiento organizacional abarca temas como la cultura organización, el diseño de las organizaciones, la toma de decisión individual y grupal, el liderazgo, los conflictos, temas de poder y política al interior de la organización, la motivación de la gente, los valores y actitudes y mucho más. Estudia al individuo, al grupo y al sistema de la organización.
Yo soy un convencido, y con el paso de los años más aún, de que debemos de volvernos especialistas en el tema de comportamiento humano. Más allá de las modas, herramientas y técnicas. Entender el comportamiento humano es fundamental para cualquier mando y gerente. Lo que funciona en una empresa no funciona en otra, cada empresa tiene situaciones particulares que hace que ciertas cosas funcionen o no.
Dice el dicho que «no sabemos lo que no sabemos». Es poco probable que en tu vida profesional llegues a sacar las conclusiones correctas que ha tomado generaciones integrar respecto al comportamiento humano y, más aún, el aplicado las organizaciones. Ve a la librería, busca un libro de comportamiento organizacional, léelo, confróntalo con tu experiencia en la empresa y comienza a conectar los puntos entre lo que sucede, lo que pensabas que debería suceder y lo que se podrá cambiar.
En mi opinión, estudiar el comportamiento humano y organizacional es liberador para el gerente. Permite entender y clarificar lo que sucede y a partir de ahí tomar decisiones. ¿Cuánto has leído al respecto? Si no lo has hecho, hazlo. Nunca es demasiado tarde para empezar. Te podrías sorprender de cuánto de lo que no entiendes ya ha sido estudiado y existen reflexiones y recomendaciones al respecto.
Eso sí, en términos de cambio organizacional y cambio cultural, no hay atajos ni recetas rápidas, cada cultura es diferente, cada solución es diferente. El comportamiento organizacional y humano es complejo y no hay soluciones «de cajita de cereal», se requiere conocimiento, entendimiento, paciencia y tenacidad.