La curiosidad mato al gato y el sentido común al gerente.


«¡Es sentido común!», es una de las frases que más he escuchado de ejecutivos y mandos a lo largo de los años.

Pero, ¿qué es el sentido común? Seguramente tú tienes tu definición y si le preguntas a otros, tendrán su propia definición. El problema con el término es que puede ser lo que queramos que sea y está tan arraigado en nuestra cultura que no nos damos cuenta del daño que nos hace.

Estoy leyendo un libro: Todo es obvio, una vez que conoces la respuesta, del sociólogo Duncan Watts. Y lo leo buscando más entendimiento y herramientas para ayudar a otros a darse cuenta de que el sentido común, no es tan común, ni es útil en todos los casos. Le damos más crédito del que realmente merece.

El problema es que nuestro cerebro está «fallido», somos propensos a las llamadas falacias del conocimiento y distorsiones cognitivas. Sin un método y un hábito para combatir esas situaciones caemos presa fácilmente de ideas sin soporte y de cosas que creemos ciertas pero no lo son.

En un libro que estoy leyendo del astrofísico Neil DeGrass Tyson, explica que la esencia del método científico es: «Haz lo que haya que hacer para evitar engañarte en creer que algo es cierto cuando es falso o que algo es falso cuando es cierto».

La realidad es que casi nadie piensa así de manera natural. Tenemos que forzarnos en ello, si no lo hacemos, conceptos como la intuición, la maldición del conocimiento y el sentido común (todos primos hermanos) hacen estragos en nuestro pensamiento y, en consecuencia, en nuestro actuar.

Hablar de sentido común, es hablar de aquello que se supone que es obvio y si yo lo veo, todo mundo lo ve. Y ahí ya empezamos con suposiciones. Si alguien sabe la respuesta a un problema, es obvia la respuesta. ¿Pero si no lo sabes? ¿Por qué asumimos que es obvio?

Los hermanos Heath dirían que dada la Maldición del Conocimiento, un experto no es capaz de recordar cómo era no saber lo que hoy sabe. Piensa que siempre lo ha sabido y entendido y asume que todos deben verlo igual, pero pues resulta que no es así. Y nuestro cerebro fallido no nos permite verlo.

De lo que he aprendido a lo largo de los años, la intuición es experiencia destilada, nos permite actuar de una manera rápida e inconsciente ante situaciones ya conocidas. La intuición solo funciona si ya has vivido una situación igual. Pero si la situación no es exactamente igual o es diferente, confiar en tu intuición es como aventarte de un risco sin paracaídas. Y te darás cuenta al chocar con el piso.

De igual modo, el sentido común tiene que ver con lo que ya sabemos, de hecho es por que lo sabemos que la respuesta a una situación dada es obvia. El problema es asumir que todo mundo conoce la respuesta y, por lo tanto, es obvio para ellos como para nosotros.

De acuerdo con Duncan Watts, el sentido común nos permite operar con situaciones rutinarias y es válido solo cuando las personas involucradas poseen el mismo nivel de experiencias culturales y sociales.

«El sentido común es una conjunto, vagamente organizado, de hechos, observaciones, experiencias, conocimientos y piezas de sabiduría recibidas que cada uno de nosotros acumula a lo largo de su vida, en el transcurso de encontrarse, lidiar y aprender de situaciones cotidianas». – Duncan Watts.

Este sentido común es tan prevalente porque nos permite operar de manera rápida e intuitiva en el día a día. Aunque no necesariamente representa una explicación verdadera de cómo opera el mundo. Por ello es importante cuestionarnos nuestros instintos y suposiciones sobre cómo funcionan las cosas, es muy probable que estemos mal en muchas de las cosas que creemos y consideramos «sentido común».

Duncan comenta que el sentido común falla cuando se encuentra con «situaciones» que involucran corporaciones, culturas, mercados, estados e instituciones globales cuya complejidad es muy diferentes a la situaciones cotidianas.

«La paradoja del sentido común, por tanto, es que aunque nos ayuda a darle sentido al mundo, puede activamente limitar nuestra capacidad para entenderlo». – Duncan Watts.

Hasta que hace muchos años entendí, y sobre todo acepté, que era propenso a la maldición del conocimiento, que mi intuición podía estar mal y que el sentido común es solo lo que tienen la personas que piensan como yo, fue que pude comenzar a apoyar de mejor manera a mis clientes y a quiene me rodean.

Fácil no es, no es algo que pasa de un día para otro, es algo que toma tiempo, dedicación, reflexión, fallas, frustración y tenacidad. Aunque con el tiempo te da tranquilidad y claridad para poder resolver los retos que se te presentan en la vida.

Decir que a los demás les falta sentido común o que una situación debía haberse resuelto por sentido común, es una evasión inconsciente de la responsabilidad que tenemos como mandos en las organizaciones para seleccionar y desarrollar a nuestro personal, así como para establecer los sistemas de trabajo de largo plazo que nos permitan hacer las cosas bien.

Es muy cómodo decir que es sentido común, a la vez que frustrante para quien lo dice, pues no hay gente que lo tenga, pero explica por qué, al menos en su mente, la culpa y la responsabilidad no es suya, sino de los demás. Y de ese modo, ese mando o gerente, firma su sentencia de muerte (eventualmente será retirado de su posición), al no haberse abierto a la posibilidad de desarrollar a su gente y a la organización. Obvio ¿no?