Nuestro cerebro es flojo, busca el menor esfuerzo para obtener la explicación más lógica, aunque no sea cierta.
La suposiciones son divertidas, rápidas y tienen cierta lógica. Sacar suposiciones mediante sentido común es muy entretenido.
Los hechos son aburridos, trabajosos y lentos de ser recopilados. Es un trabajo sistemático sacar sentido de los mismos.
Ante un problema, generalmente, tendemos a sacar conclusiones, culpables y explicaciones mucho antes de tener claridad sobre el problema. Basta con leer algún diario respecto a cualquier tragedia sucedida y no encontraremos muchos hechos, aunque si buenas historias y suposiciones.
Una buena descripción de hechos requiere de ir a piso y hacer el tedioso trabajo de observar lo sucedido, entrevistar gente, revisar documentos y no es muy entretenido. Al terminar tendríamos algo así:
El pasado 07/01/23 a las 11:35 se presentó un fallo en el equipo 3 de la línea 2. El equipo era operado por Alfonso que es un operador experimentado con más de 10 años en el puesto. Ha recibido su capacitación constante y no ha doblado turno recientemente. El equipo fue intervenido por mantenimiento a las 9:30 am por parte del técnico Tomás, realizando un ajuste del sistema hidráulico el cual se liberó mediante la fabricación de piezas de prueba que pasaron por metrología con el reporte 1456-2. El equipo se encontraba produciendo la pieza FG-T56 de acuerdo con la orden de trabajo OT-678 la cual se inicio hace 2 días y aún tiene pendiente completarse en un 37%. El material utilizado es el especificado de acuerdo con el plano TG-879 V2 del 01/11/22. Se encontró el certificado de calidad correspondiente de parte del proveedor que muestra todos los parámetros dentro de especificación… y así continúa.
¿Quién querría leer eso? Es más divertido decir «¡Otra vez volvió a fallar la línea 2! Seguramente el supervisor Federico está solapando a su gente en sus labores. Ya nos lo habían advertido!» (Anexa cualquier otra «conspiración» sin fundamente común en tu organización o entorno)
¡Ese es un encabezado de diario! ¡Es emocional! ¡Tiene un culpable! ¡Cuadra con nuestra experiencia previa! ¡La obtuvimos rápido! ¡Es obvia la causa del problema! ¡Nuestra intuición nos dice que es eso!
«La paradoja del sentido común, por lo tanto, es que aunque ayuda a darle sentido al mundo, puede activamente socavar nuestra habilidad para entenderlo.» – Duncan Watts
Es muy difícil sacar conclusiones correctas sin tener claros todos los hechos, esto es, la descripción clara y fundamentada del problema. Si no tenemos todo los hechos, caemos en suposiciones.
“No dispongo de ningún dato (hecho) todavía – respondió – Es un completo error ponerse a teorizar sin disponer de toda la información, pues predispone el juicio.” – Sherlock Holmes
Adicionalmente, al no hacer uso de un método sistemático de solución de problemas, somos propensos a padecer diferentes distorsiones cognitivas que vician aún más nuestra percepción y conclusiones sobre las cosas. Estas distorsiones cognitivas están tan integradas en nuestro cerebro que se requiere desarrollar nuevos hábitos para realmente resolver el problema.
No podemos dejarnos llevar por la primera información que recibimos. Necesitamos profundizar y recabar más información para no caer en suposiciones.
En tu vida diaria, laboral y profesional ¿te pasa lo mismo? ¿Te dejas ir con la primera suposición? ¿Sucumbes a las historias entretenidas que se cuenta tu mente y la organización o haces el trabajo diligente y «aburrido» para definir y entender un problema?
El problema, tal vez, es que premiamos las soluciones «rápidas e incorrectas» en lugar de valorar el trabajo diligente de entender y solucionar los problemas para que no vuelvan a ocurrir.