En general, los que me conocen, dicen que soy una persona paciente. Aunque no siempre fue así. Hace muchos años me alteraba bastante cuando las personas simplemente no entendían una idea y me tornaba bastante impaciente. Supongo que el tiempo se ha vuelto mi maestro y con el paso del mismo me he vuelto más tolerante.
Con los años he ido aprendiendo sobre el proceso de aprendizaje humano, sobre todo el proceso de aprendizaje en los adultos, y he logrado entender la diferencia entre un aprendiz, un novato y un experto. Asimismo, he descubierto cómo cada uno ve y aprende las cosas. Conocer sobre la maldición del conocimiento me ayudó a no esperar a que todos sepan y entiendan lo mismo que yo cuando estoy explicando. Aprendí que lo importante es conocer en qué punto se encuentra mi cliente o audiencia y construir a partir de ahí.
Mis múltiples experiencias como maestro a nivel universitario y mi entrenamiento para desempeñarme más adelante como instructor me ayudaron a calmar mis nervios y mi desesperación. Al ser paciente he podido entender mejor a la gente y a ver sus competencias mejorar gradualmente. La parte más gratificante de explicar es el momento en que la otra persona hace una cierta expresión y menciona algo como «¡Ajá! ahora lo entiendo!
La paciencia no llega sola ni fácilmente, yo la he cultivado a través de múltiples experiencias propias tales como:
- La práctica deportiva (artes marciales)
- La fotografía
- El dibujo
- La observación de naturaleza.
Todas estas actividades me han ayudado a desarrollar la paciencia necesaria que luego puedo aplicar para estar calmado a la hora de percibir que mis explicaciones no están funcionando ni fluyendo adecuadamente, así como por no ver a los clientes y participantes progresar tan rápido como ellos y yo quisiéramos. Al darme cuenta como yo me he tomado tiempo, errores y falta de entendimiento en diferentes etapas me permite entender la progresión natural de las personas a lo largo de sus procesos de aprendizaje y entendimiento.
La práctica de esas actividades también ha influenciado mi tenacidad, mi tolerancia y la resistencia a la frustración las cuales impactan en mi paciencia. Esta transferencia de habilidades de una actividad a otra es realmente útil y la recomiendo ampliamente.
Las cosas toman tiempo, aprender y desarrollar habilidades y competencias toma tiempo. A lo largo de casi 30 años de trayectoria laboral he visto a la gente progresar y entender que ese progreso es necesario y que no podemos desesperarnos con un aprendiz y con un novato. Por el contrario, necesitamos la paciencia para continuar guiándolos hasta desarrollar su máximo potencial. Explicar y desarrollar a otros es una carrera de resistencia y no una carrera de velocidad y el nombre del juego se llama paciencia.
Aún así, un tema recurrente con el que me topo frecuentemente es la falta de paciencia en mandos y ejecutivos.
¿Cómo desarrollas tu paciencia? ¿Te desesperas al explicar?