El alma nunca piensa sin una imagen mental.
Aristóteles.
Soy una persona visual, aunque la gran mayoría de todos los seres humanos también lo son. El 80% de la información que procesamos diariamente entra a nosotros a través de nuestros ojos.
Mi formación inicial en temas visuales surgió durante mi carrera universitaria como ingeniero mecánico. Una gran parte de las técnicas y métodos utilizados en la ingeniería son esquemas y representaciones visuales de diferentes situaciones y problemas. Me gustó mucho ese aspecto de la carrera, aunque no tanto la parte matemática.
Una vez que obtuve trabajo en una empresa industrial, mi día a día se convirtió en la elaboración de diagramas de proceso con miras a apoyar la implementación y certificación del sistema de gestión de calidad. Posteriormente, entré a la parte de diseño y me la pasaba realizando anotaciones combinadas con diagramas de los productos y sus análisis.
Al llegar a mi etapa de profesionista independiente, durante procesos de consultoría elaboraba algunos diagramas y bosquejos burdos. Nada estructurado e intencional. Eran más para mí, a fin de que yo pudiera entender las necesidades de los clientes. Mas adelante, adquirí el libro Presentation Zen de Garr Reynolds, en dicho libro, el autor declaraba que al realizar presentaciones deberíamos de hacerlo «en modo analógico» (esto es, con pluma y papel). Él mencionaba que debíamos bosquejar nuestra presentación en papel antes de entrar al software de presentaciones.
¡Analógico! ¡Papel y pluma! Se abrió la caja de pandora para mí. ¿Por qué no hacerlo así me pregunté? Comencé a investigar y, desde entonces, me encontré con un enorme un amplio y profundo campo de conocimiento en relación a que es mejor utilizar imágenes que textos y palabras (algo paradójico para este blog, algún día experimentaré convirtiéndolo en algo visual).
En mi búsqueda me encontré con el libro The Back of the Napkin de Dan Roam el cual catapultó mi pensamiento visual hacia las estrellas. También me encontré con el libro Sketchnotes Handbook de Mike Rohde y comenté a bosquejar y a desarrollar mi propio lenguaje visual. Comencé a tomar notas personales como notas visuales. La bola de nieve estaba en movimiento.
El Dr. John Medina en su libro Brain Rules dedica un capítulo completo al tema de la percepción visual. Establece que «la visión supera a todos los otros sentidos». Medina establece que «sabemos que las imágenes son un mecanismos más eficiente para enviar información que el texto.»
¡Genial!, pensé. ¿Qué tal si pudiera mejorar mi comunicación y mis explicaciones con los clientes? En aquel tiempo había estado batallando para hacer llegar mis mensajes y generar comprensión en los clientes. Así que decidí «seguir al conejo a través del agujero» (como en Alicia en el País de las Maravillas). Continué investigando y encontré los libros de David Sibbet, un reconocido consultor. Él y su compañía estaban utilizando facilitación gráfica para ayudar a gerentes, equipos y empresas a clarificar sus ideas. Fue en ese momento que el concepto de Pensamiento Visual tomó un nuevo significado para mí. Más libros llegaron y con ello más y más práctica.
Los resultados fueron tangibles. Los clientes querían una copia de mis notas visuales tras cada sesión, las apreciaban y las coleccionaban, les ayudaban a entender y a recordar. ¡Había encontrado el santo grial de las explicaciones! Pero ¿podría cualquier persona hacerlo? ¿O era yo uno de los escogidos? Investigué mas y desarrollé un taller sobre notas visuales y más adelante otro sobre pensamiento visual. A la gente les gustaron, aunque no todos hicieron el esfuerzo consciente y no dedicaron el tiempo para desarrollar la habilidad requerida. Aún así era posible. Todos podía aprender si estaban deseosos de hacerlo.
Sunni Brown en su libro The Doodle Revolution invita al lector a recordar si en alguna ocasión ha realizado algún bosquejo o rayón en un papel mientras hablaba por teléfono o estaba en una reunión o clase. Aunque para algunas personas eso podría ser indicativo de aburrimiento, Brown lo ve diferente: «Bosquejar es pensamiento disfrazado». Sí, ¡bosquejar es pensar! Bosquejas y piensas, todo lo que necesitas son mejores bosquejos, diagramas y notas visuales.
Las ideas se convierten en bosquejos. Los bosquejos (combinaciones de imágenes, diagramas, flechas y texto) se convierte en momentos ¡ajá! para las personas que están del otro lado de las explicaciones. Se trata de imágenes. Una vez que el entendimiento se logra, es posible convertirlo en cualquier otra cosa que sea de utilidad.
El pensamiento visual y el movimiento de notas y bosquejos visuales está aquí, vivito y coleando. Algunos lo aplican a nivel profesional proveyendo servicios especializados para equipos, seminarios y entrenamientos. Sin embargo, también puede ser aplicado de manera informal, en el día a día, por ejecutivos y gerentes que buscan comunicar sus mensajes o ideas a fin de detonar el entendimiento, obtener el apoyo y generar la acción.
¿Qué tanto utilizas notas visuales, diagramas y bosquejos para mejorar tu comunicación, tus explicaciones y el entendimiento de otros? ¿Conocías el concepto?