Yo soy un introvertido y, como tal, disfruto estar solo con mis pensamientos. Observando, cuestionando lo que observo, lo que escucho y lo que experimento, creando ideas y nuevos pensamientos. Es una parte importante de lo que soy.
Recuerdo las clases de lógica en la preparatoria en las cuales nos hacían reflexionar que: «Las rosas son flores y algunas rosas son rojas, pero no todas las flores son rosas ni todas las rosas son rojas». Parece una reflexión simple y obvia, pero en ocasiones no hacemos estos ejercicios y caemos en conclusiones equivocadas. En aquel momento, no pensaba que yo podía engañarme a mí mismo con mis pensamientos, pero sucedió y sucede.
En una entrevista al astrofísico Neil deGrasse Tyson comenta cómo el cerebro puede ser engañado con imágenes que no son reales (ilusiones ópticas) y que la forma de explicarlo es que tenemos «daño cerebral». Me hizo reír aunque luego reflexioné que tenía razón. ¿Cómo es que nuestro cerebro puede ver algo que no está ahí? Esto despertó en mí el interés de comprender el funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestra mente.
Con el paso de los años me encontré con La Quinta Disciplina de Peter Senge, el Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb, el Arte de Pensar de Rolf Dobelli, Blink de Malcolm Gladwell, Pensar Rápido y Pensar Lento de Daniel Kahneman y muchos otros libros en los que empezó a surgir un término en común: Sesgos cognitivos. Mi mente explotaba entre más leía sobre estos temas. A donde quiera que volteaba, alguien hacia referencia a ellos y advertía los peligros de ser presa de ellos.
Pronto me di cuenta de que yo mismo era presa de esta bestia. Y entre más tomaba conciencia de ello, comencé a darme cuenta de que mis clientes también lo padecían. De hecho lo padecían todos a mi alrededor. Se volvió una situación omnipresente en mis sesiones de entrenamiento y consultoría. Me di cuenta de que para poder ayudar a otros era necesario que yo estuviera consciente de esta situaciones tanto como fuera posible. De ahí surgió la necesidad de desarrollar hábitos y mecanismos para atender esto.
Una forma fue estudiar sobre el tema, sin embargo, aprendí que estar consciente de los sesgos cognitivos no nos hace inmunes a ellos. Otra forma fue el desarrollar, y continuar desarrollando, un pensamiento crítico que ayude evitar engaños. Esto en forma de cuestionamientos. ¿Por qué creo esto? ¿Estoy seguro de esto que pienso? ¿Cómo llegué a creer esto? ¿He corroborado varias fuentes independientes? ¿Es esto una opinión o es un hecho? ¿Puedo recopilar más datos? ¿Puedo ir a observar los hechos? ¿Qué haría cambiar mi forma de pensar? Esta forma de razonar y cuestionar se ha vuelto cada vez más un hábito en mí. Básicamente es desarrollar el hábito de estar abierto a mas información y en base a ello cuestionar mi conocimiento y creencias actuales.
Otra forma ha sido a través de la conciencia plena o Mindfulness, realizando una práctica continua a fin de ayudar a mi mente a estar en el presente y poder ver las cosas con más claridad. La meditación y la práctica de observación de naturaleza me ayuda a esto y se complementa con el pensamiento crítico.
Hay un par de conceptos que se utilizan en artes marciales japonesas:
- Mizu no kokoro (mente como el agua). Esto significa que necesitamos calmar nuestra mente para que asemeje a la superficie del agua sin alteración en un día sin viento. Como cuando parece espejo. En este estado mental es posible percibir las cosas claramente. El agua (nuestra mente) refleja lo que está sucediendo. Si la mente se llena pensamientos se altera y el reflejo se distorsiona. En ese momento no será posible percibir lo que tenemos enfrente de manera adecuada.
- Tsuki no kokoro (mente como la luna). Esto significa ser como la luna que brilla y proyecta su luz hacia todo a su alrededor. Debemos de estar conscientes de nuestro entorno. Aunque si las preocupaciones y pensamientos se manifiestan, son como nubes que bloquean la luna y no podremos percibir nuestro entorno.
Ambos conceptos se refieran al hecho de la que mente se puede distraer y se vuelve incapaz de percibir las cosas como son. Leí sobre estos conceptos hace muchos años, aunque nunca imaginé lo profundo y complejo de la situación y la forma en que nuestra mente y nuestros pensamientos se ven afectados.
El aprender de esto y el tomar algunas acciones, que se han complementado con la escritura y el llevar una bitácora o diario, me han ayudado a mejorar y a tratar de prevenir situaciones como el sesgo de confirmación o la maldición del conocimiento. Estoy firmemente convencido de que cualquier persona que explica a otros se beneficiará del estudio de estos conceptos, a fin de detectarlos y prevenirlos tanto como sea posible. Aunque tenemos que aceptar que nunca seremos 100% inmunes ya que es una parte de nuestra condición humana.
¿Conoces los sesgos cognitivos? ¿Reflexionas a menudo sobre ellos? ¿Qué hábitos has puesto en marcha para atenderlos?