Los mandos y ejecutivos de una organización fungen como líderes y deben estar listos para los retos que se presentan en cada momento.
Sin embargo, es más fácil escribirlo que hacerlo. Los últimos 2.5 años de pandemia pusieron a prueba nuestro estado anímico y de salud, mas allá de las infecciones por el COVID. Estuvimos sometidos a gran cantidad de estrés, largas jornadas y tener que tomar gran cantidad de decisiones difíciles.
Lo anterior requiere de estar bien mental, emocional y físicamente. Y esto requiere de una rutina diaria o continua y de un esfuerzo por parte de nosotros.
A continuación te cuento 4 formas que he utilizado en estos tiempos (y en otros) y que me han ayudado a mantener un estado de salud adecuado.
Alimentación
Derivado de mi chequeo anual a principios de la pandemia, me vi forzado a ajustar mi dieta mediante el apoyo de una nutrióloga. Principalmente, dejar de lado las harinas procesadas (pan) y el azúcar, así como limitar la ingesta calórica diaria.
Aunque de por si no era gran consumidor de estos alimentos, ya anteriormente me había percatado de la enorme cantidad de panes y azúcares que consumimos en todos lados, pero este evento me llevó más allá.
Como consecuencia de las acción llegó la reducción de peso, mejor digestión y menos inflamación en los dedos. Sí, llega uno a esa edad. Resulta que el azúcar inflama las articulaciones.
Una cosa curiosa que pasa cuando dejas de consumir azúcar (digamos que lo he dejado en un 90-95%) es que empiezas a darte cuenta de la dulzura de ciertos alimentos que antes no percibías. Las verduras cocidas (p.e. zanahorias) son sumamente dulces para mí ahora.
Por otro lado, consumir cualquier postre se ha vuelto complicado, y no porque no me gusten, sino porque al haber bajado el consumo de azúcar ahora me resultan demasiado dulces y poco atractivos al paladar. Así que de manera natural como mucho menos de ellos.
Con el paso del tiempo notas que en general tu metabolismo mejora, aunque toma tiempo y dedicación. Puedo comer lo que quiera en cualquier momento, pero ya no lo hago. Con el tiempo te vas adaptando.
Esta experiencia me ha llevado a leer mucho sobre alimentación y es increíble darte cuenta de lo poco que sabemos sobre cómo alimentarnos apropiadamente. Estamos plagados de malas prácticas, paradigmas y totalmente sometidos a la mercadotecnia externa, así como a nuestros propios gustos. Comemos lo que nos gusta, no lo que debemos.
Aprender a comer es una experiencia interesante y saludable. Y sobre todo el hecho de que si quieres bajar de peso ¡tienes que aprender a comer! Hacer ejercicio no baja de peso. Ajustar tu ingesta calórica a tu actividad física, sí lo hace.
Ejercicio
Siempre he hecho ejercicio, sin embargo, antes de la pandemia, por el trabajo, había bajado la intensidad de ello. Con la pandemia y el cierre de los espacios para realizar ejercicio, poco a poco mi cuerpo se va «trabando» por así decirlo. No es una experiencia agradable.
Así que llegó un momento al poco tiempo de iniciarse la pandemia de iniciar a realizar algunos ejercicios básicos. Empecé con poco: 10 sentadillas, 10 abdominales, 10 lagartijas y unos ejercicios de fortalecimiento que tengo que hacer por una lesión histórica. Nada extraordinario.
Lo importante fue que me di un espacio diario de 10-15 minutos para hacerlo. A veces antes del baño, en otras ocasiones al terminar el día. Con el paso de los días intensifiqué las rutinas, agregando más ejercicios, incorporé ligas, aeróbica y pesas ligeras. Mismo tiempo 10-15 minutos. No parece gran cosa, aunque al sumarlo día tras día, mes tras mes, año tras año, lo que puedo decir es que me siento bastante que en muchos años.
No es la cantidad de ejercicio o la intensidad, es la disciplina y constancia de hacerlo de manera frecuente e ir incrementando gradualmente. No es competencia, es estar sanos y preparados para el paso de los años.
Hacer ejercicio también mejora el metabolismo, la digestión y sobre todo ayuda al descanso.
Descanso
Yo lo acepto, me costaba mucho trabajo dormirme. Hoy no.
Descansar es esencial para un buen desempeño cognitivo y físico. La falta de sueño se acumula y va mermando nuestra capacidad de dar resultados. Así como incrementa nuestra propensión a cometer errores.
A veces lo que no nos deja dormir son malos hábitos, comer mucho antes de dormir. Yo como 2 horas antes de dormir y con eso tengo.
A veces estamos llenos de preocupaciones y pensamientos, por ello, lo que he hecho es aprender a calmar la mente y sobre todo a desconectarme de los dispositivos móviles antes de dormir. He puesto una alarma 45 minutos antes de dormir y cuando la escucho, me programo en automático y voy bajando mi metabolismo y pensamientos. Sé que es hora de dormir y ya.
Monitorear el sueño es importante. Al menos 7 horas. He notado que no lo hacía, a lo mucho 5 horas. Ahora, duermo cinco horas, me despierto y me vuelvo a dormir. Al final junto las siete horas. Un secreto ¡no prendas el teléfono si te despiertas! Lo que he hecho es tener a la mano una libreta y anotar ideas, una vez que están en el papel, me vuelvo a dormir.
Finalmente, otro punto que me ayuda es leer una media hora antes de dormir. Mis pensamientos se desconectan de las preocupaciones para centrarse en el texto y eso me permite prepararme para descansar.
Meditación y bitácora
Por temas de estrés y ansiedad, hace años inicié a practicar la meditación, pero no cualquiera. Empecé con la llamada Conciencia Plena o Mindfulness, basada en investigaciones científicas del proceso de respiración y de enfocar la mente en el presente.
Nuestra mente brinca del pasado al presente y no puede enfocarse en el presente. Lo que pensamos que no hicimos y lo que pensamos que debemos hacer nos estresa si no lo controlamos. Por ello es importante aprender a enfocarnos en el presente.
La meditación, a diferencia de la creencia popular, no es poner la mente en blanco. Eso no se puede. La idea es evitar «engancharse» en los pensamientos, dejarlos fluir y, además, centrarse en el presente. Por eso la respiración. Es una forma de enfocarse. Pero no es la única.
De hecho la práctica del Mindfulness se puede realizar caminando. Yo a veces salgo a caminar en la naturaleza y le presto atención a los sonidos, movimientos, colores y olores que percibo en el entorno. No podría hacerlo si estoy pensando en otras cosas. La observación de aves y la fotografía me requieren de estar 100% centrado en el presente.
La lectura es otra cosa que me permita enfocarme en el presente. No puedo leer a menos que esté 100% de lleno en las palabras del autor. Es una forma de desconectarme del ayer y del mañana.
Como comente más arriba, el escribir las preocupaciones en una libreta me ha ayudado a manejar el estrés y la ansiedad. Ya llevo varios años con esa práctica y es muy enriquecedora. Permite bajar nuestros pensamientos y emociones al papel y luego revisar para darnos cuenta que muchas de esas preocupaciones no se llevaron a cabo.
Es posible ver nuestra evolución emocional y mental en las bitácoras o libretas o diarios, llámense como sea, son una herramienta muy importante. No se requiere nada. Solo papel y pluma, poner la fecha y comenzar a escribir. No hay reglas, no hay formatos, simplemente descargar la mente en el papel. No es para nadie, es para ti y vale la pena intentarlo.
Conclusión
Del modo que sea tenemos que buscar formas efectivas de mantener nuestra saludo como mandos y líderes. Nuestra labor es orientar a los demás, ayudarlos y si no estamos bien con nosotros mismos, es muy difícil ayudar a los demás.
¿Qué métodos te han funcionado como mando para estar en condiciones óptimas para tu personal y tu organización?