Eso lo hacíamos donde yo trabajaba


A lo largo de los años he impartido diferentes cursos y talleres en múltiples organizaciones. Uno de los cursos tiene que ver con el tema del orden y la limpieza a través de una metodología japonesa llamada de las 5s. 

Al impartir uno de estos talleres reflexiono con los participantes sobre la importancia del orden y la limpieza y les pido sus opiniones al respecto. Recibo todo tipo de comentarios desde lo importante que es hasta las complicaciones para echar a andar la metodología. 

En una ocasión platicando con los participantes:

–Entonces, ¿cómo ven? Podría sernos de utilidad esto que hemos visto. ¿Podemos echarlo a andar en nuestras áreas?

Hubo varios comentarios al respecto y en eso un participante levantó la mano para poder dar su opinión. 

–Adelante ¿qué nos quieres comentar?

–Sabe…todo esto es muy bueno. Yo trabajé en otra empresa y esto lo teníamos implementado y nuestros superiores nos lo exigían. Yo les puedo decir que funciona muy bien y hace que la operación fluya de una mejor manera. 

Hubo una pequeña pausa y entonces continuo:

–Pero sabe algo, yo llegué a esta empresa con mucho ánimo después de salir en aquella que les cuento. Llegué a mi nueva área y vi que había áreas de oportunidad y que esta metodología podría ayudar mucho. Comencé a proponer cambios y ajustes y ¿qué cree? –nuevamente una pausa mientras se armaba de valor– Pues resulta que me bloquearon, me dijeron que no. Que eso no funcionaba, que aquí las cosas son diferentes. Y saben que es lo más triste que, con el tiempo, uno se acostumbra, se acopla, se ajusta para poder seguir adelante y hoy tengo que aceptar que deje de lado esas buenas prácticas y adopté el estilo desordenado que se usa aquí. 

Su mirada tenía una mezcla de nostalgia y resentimiento por la situación que acababa de comentarnos. 

Lección aprendida

Aquel momento solo reforzó algo que había yo visto y estudiado por años. El hecho de que los colaboradores se acoplan a las organizaciones. Que no es fácil cambiar una cultura desde abajo. Los cambios culturas inician desde arriba. Por ello en la implementación de sistemas de gestión y en proceso de cambio organizacional buscamos tener el apoyo incondicional y activo de los mandos de la empresa. 

No es raro que personas con buenos hábitos los cambien a costa de sobrevivir en las nuevas organizaciones. Las razones son muy variadas, incluyen la falta de apertura a nuevas experiencias y metodologías. La cerrazón de algunos mandos a aceptar que alguien de fuera puede tener una idea que podría ayudar.

Esta capacidad de acoplarse a la cultura de la empresa es algo que podemos usar de manera positiva y debemos gestionarla de manera activa. Un gran reto hacia delante que los mandos conozcamos los fundamentos del comportamiento organizacional y lo aprovechemos para mejorar. No hacerlo nos puede llevar a que gente valiosa y con buenas prácticas sucumba a los malos hábitos de nuestra organización, y lo más peligroso que sea gente resentida y sin compromiso añorando los años pasados en otra organización.