Al inicio de mi actividad como consultor independiente, me tocó apoyar a una empresa en la implementación de su sistema de gestión de calidad. Me contactó un director desde la CDMX, él se encontraba a cargo del proyecto. Establecimos las directrices y demás y se aprobó la propuesta económica. Al poco tiempo comencé a trabajar con la sucursal asignada.
Con el paso del tiempo salieron algunos detalles asociados a la forma de trabajo de la gente y los mandos en dicha sucursal. En posteriores pláticas con el director, fui conociendo la forma de trabajar del grupo en su conjunto.
En una de sus visitas a la ciudad, el director me invitó a desayunar.
–¿Cómo has estado? ¿Cómo va el proyecto?
–Avanzando. No tan rápido como quisiéramos. Ya sabes que te comenté de los problemas que hemos tenido con los gerentes y algunas actitudes.
–Si te entiendo. Y no solo es un problema que tenemos en esta sucursal. Es un problema en todo el país. Ya te había comentado como se han dado las cosas a lo largo de los años.
Miró su platillo y mientras tomaba otro bocado en silencio, volteo a mirarme:
–¿Sabes? Solicitamos un estudio a una enorme compañía sobre cuánto tiempo nos tomaría cambiar nuestra cultura. Tú sabes que somos 10,000 colaboradores en todo el país. ¿Cuánto estimas que nos dijeron que va a tomar arreglar la cultura?
Me quedé pensativo un rato y en eso comenté:
–¿10 años?
El director brincó en su asiento:
–¡Sí 10 años! ¡Cómo ves eso! Cambiar nuestra cultura nos va a tomar 10 años si trabajamos sin parar todos los días. ¿Cómo supiste?
Lo miré y sonreí.
–¡Ya ves! Y no te cobré lo que los otros, fue de a gratis.
Los dos reímos.
Lección aprendida
Uno de los puntos poco considerados por los mandos de una empresa es el impacto que tiene la cultura de la empresa en las operaciones. Así como la responsabilidad que tienen ellos en la creación de dicha cultura. Los resultados de una empresa son resultado de su cultura y de sus sistemas de trabajo. En ambos los mandos tienen un enorme rol que jugar.
Desde aquella época supe y me di cuenta de que no es fácil cambiar una cultura. Toma mucho tiempo, más de que las empresas quisieran destinar o aceptar. No es sencillo, la cultura son hábitos y creencias arraigadas en las personas. Así que cambiarla no es fácil. Toma tiempo.
Un gran aprendizaje es considerar que debemos de destinar acciones conscientes a la formación de la cultura en nuestra empresa. Estableciendo lineamientos claros e implementándolos y exigiéndolos en todo el personal, empezando por los mandos. La disciplina es importante, esto es la exigencia de los comportamientos deseados. No es cosa de comunicados, memorandos o cursos de capacitación, es cuestión de convicción y tenacidad para cambiar las cosas.