Cuando fui parte del programa de desarrollo de talento en el grupo industrial en el que laboré, poco a poco fuimos conociendo sobre las diferentes empresas que lo conformaban. Inclusive, tuvimos la oportunidad de visitar múltiples empresas entre ellas un par que tenían el estatus de Premio Nacional de Calidad.
Entrar a dichas empresas es como cambiar de mundo, sientes que has llegado a otro país. No es como en esas empresas tradicionales que había visitado anteriormente, plantas sucias y oscuras, malolientes a aceite y lubricantes, con el personal con el uniforme sucio y desgastado. No, eran empresas con los pisos brillantes, con plantas en macetas dentro de las fábricas, con instalaciones de primer nivel, con el personal comprometido. Básicamente eran el sueño de cualquiera.
Durante nuestra estancia en el programa de desarrollo nos tocó hacer prácticas en empresas que estaban “muy lejos”, por así decirlo, del estado de aquellas empresas de primer nivel. Realizamos prácticas en todas las áreas y funciones, desde cuestiones administrativas como recursos humanos, sistemas, inventarios y demás, hasta las áreas técnicas de laboratorio, producción e ingeniería. Pero no era lo mismo.
Al acercarse el final del largo programa de 6 meses, nos informaron que al concluir el mismo ingresaríamos a una de esas empresas “con áreas de oportunidad”. Y recuerdo haberme acercado a uno de nuestros mentores en aquel momento:
–Hola, que tal.
–Todo bien ¿cómo estás?
–Bien también. Oye ¿te puedo hacer una pregunta?
–Claro, adelante.
–No me queda claro por qué con toda esta preparación que nos dan, nos van a mandar a esas plantas que están todas sucias y desordenadas.
El mentor se quedó mirándome y tras una breve pausa de reflexión respondió:
–Por que en las otras no van a aprender mucho.
Escuché sus palabras y no las procesé rápidamente. ¿Cómo que no íbamos a aprender nada en esas empresas de clase mundial y altamente premiadas? No lo entendía. Con mirada de alta confusión pregunté:
–No entiendo. ¿A qué te refieres? Si son de lo mejor, ¿por qué no aprenderíamos nada en ellas?
–Es muy sencillo. En esas empresas ya está todo hecho. Cuando realmente aprendes a hacer algo es cuando tienes que echarlo a andar. Cuando te topas con todos los obstáculos para hacer que las cosas funcionen. Cuando tienes que planear y ajustar tus planes por que no todo salió como estaba pensado. En una de esas empresas llegas a hacer lo que otros planearon, pensaron y depuraron. Nosotros necesitamos que aprendan a hacer eso y para ello tienen que ir a un lugar donde puedan hacer mejoras. Donde puedan aprender corrigiendo todo lo que necesitar ser arreglado.
Lección aprendida
En aquel momento, la respuesta del mentor hizo sentido, aunque realmente no lo procesaba aún en mi mente, pasarían muchos años para realmente darme cuenta del valor que nos brindaría ese enfoque y esa oportunidad que estaban poniendo frente a nosotros.
Años después, ya como independiente, todo ese aprendizaje brindó sus frutos al permitirme apoyar a organizaciones rotas e incompletas a iniciar, implementar y certificar sus organizaciones en sistemas de gestión de calidad. De otro modo, no habría podido hacerlo.
Con el paso del tiempo, me topé con organizaciones que habían contratado gente que había trabajado en empresas con sistemas de gestión ya implementados, esto para que les ayudara a implementar sus propios sistemas de gestión. En varias ocasiones, eso no prosperó, esa gente no contaba con los conocimientos y experiencia para echar a andar los sistemas.
Aprendí que no es lo mismo usar un sistema y entenderlo, que tener el conocimiento, habilidades y experiencia para echarlo a andar. Parece una diferencia sutil en papel, pero es una diferencia gigantesca a la hora de implementar sistemas de gestión. Aprendí que es en la ejecución y en los errores y tropiezos que desarrollamos la habilidad para echar a andar las cosas. Una de las cosas más importantes que me ha sucedido en mi vida laboral. Con los años he continuado apoyando a empresas con muchas áreas de oportunidad y en ellas he podido aportar lo aprendido en todas las anteriores.