Seguramente a ustedes al igual que a mí, en el transcurso de nuestra vida laboral hemos llegado a ese momento en que pensamos ¡Ya no más!
La cuestión en esos momentos es la disyuntiva sobre si continuar o no. ¿Es un problema de competencia que se pueda subsanar o es una pérdida total de interés sobre la línea actual de trabajo? ¿Es cuestión de esfuerzo o es hartazgo y desilusión?
Recuerdo que en una ocasión en un trabajo, llegó un momento en el que estaba yo en conflicto y la verdad estuve a punto de retirarme, pues en su momento yo consideraba que no era la mío. Afortunadamente, hubo gente a mi lado que me ayudo a darme cuenta que lo que había frente a mí era solo un bache en el camino y que la oportunidad al frente era mayor que cualquier otra cosa. ¡Y tuvieron razón! Decidí esperar y echarle ganas.
Eventualmente, en otra ocasión, me confronté con una situación similar. Era algo diferente, una incompatibilidad entre mi forma de ser y la de mi entonces jefe. Años más tarde escuché una frase «Si no puedes cambiar a tu jefe, cambia de jefe». Esa era la situación en la que me encontraba. Pero la juventud lo hace hacer a uno cosas extrañas. Decidí que la empresa ya no era para mí, cuando en realidad era mi jefe, en aquel entonces, el que no era para mí. Decidido a retirarme de la empresa, nuevamente hubo alguien que me hizo entrar en razón y la solución fue un cambio de área.
Años más adelante, me encontré en una situación nuevamente diferente. En esta ocasión, fue darme cuenta que mi camino profesional no era lo mío. Que realmente no iba a progresar mucho en el área técnica (aunque podía hacerlo por competencia), simplemente el giro de negocio ya no me atraía. Este si fue el parte aguas para un cambio.
Podría continuar escribiendo de otros eventos que finalmente me han llevado a donde me encuentro. ¿Ya en el camino correcto? Si y no. En parte. Siempre existirán las dudas, pero poco a poco, paso a paso, el camino a seguir se va aclarando.
Dicen que uno no decide buscar su «pasión», sino que la pasión por algo se desarrolla con el tiempo al realizar una actividad que se alinea con nuestras fortalezas. Esto parece ser el modelo más confiable hoy en día. Seguir nuestros intereses en base a nuestras fortalezas y esforzarse hasta desarrollar una pasión.
En el camino habrá muchas dudas y momentos que nos harán decir ¡ya no más! Pero vale la pena detenerse a reflexionar sobre la situación y comentar con otras personas antes de tomar decisiones apresuradas.
¿Y tu ya tuviste tus momentos ¡ya no más!? ¿Cómo los has manejado? Y aún más ¿has tenido que lidiar con el momento ¡ya no más! de tus subordinados?