Recientemente comentaba con un director de T.I. sobre cómo veía el nivel de competencia tecnológica de su gente (empresa de 400-500 personas), sobre todo por que están con los retos de migrar aplicaciones a la nube y la incorporación de herramientas basadas en Inteligencia Artificial.
La respuesta: «La gente tiene un nivel muy básico de competencia tecnológica y carece de pensamiento crítico para analizar sus procesos.»
En días pasados escuchaba el Podcast Your Undivided Attention donde platicaban sobre el uso de la IA en las escuelas. Una reflexión que hacían es que en su momento, cuando llegaron las computadoras, se pensó que iban a detonar el aprendizaje, pero en realidad no sucedió así. Y no porque la tecnología no sea buena, sino porque no se le dio un enfoque que permitiera desarrollar o crecer las habilidades de los niños.
Reflexionaban que los fabricantes de software y tecnología tenían como objetivo meter la tecnología en la mayor cantidad de escuelas, no tanto que ayudara al aprendizaje. Y las escuelas cayeron en adoptar la tecnología para «no quedarse atrás» y no tanto por apoyar a maestros y alumnos.
¿Qué tan diferente es esta situación a la que vemos, como mandos y ejecutivos, en nuestras empresas? Corriendo por adoptar tecnología, pero no pensando precisamente si va a beneficiar o no a la gente (y a la empresa). Pues aunque se buscan ahorros y eficiencia, el mal uso de la herramienta o gente no preparada para usar la herramienta fallará en dar los resultados previstos. ¿Cuáles son las consecuencias de mediano y largo plazo en los comportamientos y competencias de la gente?
El tema más importante, decían en el podcast, no es entregar ensayos en las escuelas, es que los alumnos aprendan a pensar sobre lo que escriben, a hacer investigación y a sacar conclusiones, esto es, desarrollar el pensamiento crítico. La tecnología aplicada en ese proceso puede beneficiar muchísimo, pero si vemos como el objetivo entregar el ensayo, entonces pedirle a ChatGPT que lo escriba y no ser crítico al respecto es una consecuencia casi esperada.
Y en tu empresa ¿cuál es el objetivo? Recortar tiempos, reducir gastos y plantilla, eficiencia ¿pero cuáles serán los efectos en la gente? A veces la herramienta ayuda si el proceso e incorporación es el adecuado y se complementa con el desarrollo de la gente, pero implementado sin analizar y sin considerar los efectos puede llevar a la conclusión de que la herramienta no era la solución.