Hace poco en mis redes sociales apareció una frase que decía algo así como: “¿Quieres ser rebelde? Entonces ve a la biblioteca y ponte a leer diligentemente, nadie hace eso.” Una concepción que tenemos del “rebelde” es aquel que va en contra de la autoridad pero, en cierto modo, es también aquel que va en contra del “status quo”, de la costumbre por así decirlo.
Piénsalo así, cuando fuiste a la escuela ¿qué era más común? Seguramente, estaba la mayoría que hacia lo suficiente para pasar, pero sin realmente ser extraordinarios. Luego había dos extremos, los que no estudiaban para nada y para ellos la escuela era más una carga y siempre reprobaban, no entregaban tareas. En el otro extremo, estaban los super estudiosos que les gustaba aprender, hacían las tareas y sacaban buenas calificaciones. Curiosamente ambos extremos eran “rebeldes”, solo que para el contexto en el que se desenvolvían unos eran «malos rebeldes” y otros “buenos rebeldes”.
Y sé que estarás pensando que a los estudiosos en la escuela, a esos “buenos rebeldes”, dicen algunos, no les ha ido bien en la vida (lo cual es un estereotipo o creencia no probada, puede ser válido para algunos pero no se puede generalizar). Ciertamente, si esos buenos rebeldes no se ajustan al contexto de la vida laboral, al contexto de “la vida real” (como dicen otros), pues entonces ahora les va a ir mal.
Pero regresemos al punto, en el contexto en el que tú, ejecutivo, mando o gerente, te desenvuelves ¿qué es lo común? En mi experiencia, muchos mandos llegan sin preparación a sus puestos, pero así se siguen por años y décadas. Otros tantos se mantienen dentro de sus empresas sin exponerse al contacto con asociaciones profesionales o visitas a otras empresas para conocer buenas prácticas. Se dejan absorber por el día a día y comienzan a tener resultados mediocres y críticas por parte de sus colaboradores y de sus jefes. Algunos eventualmente truenan en su función de mandos y ejecutivos. En mi experiencia, limitada como es, son la mayoría. Y luego, están ¡los rebeldes buenos!
En el contexto de la gestión, los ejecutivos y mandos que no sucumben al estereotipo del líder o jefe “malo” o mediocre, deciden hacer las cosas diferentes. Compran libros, leen, van a cursos (y los aprovechan no solo asisten), platican con otros líderes o mandos, estudian buenas prácticas, las echan a andar, se equivocan y luego vuelven a intentarlo y van mejorando poco a poco sus habilidades y, en consecuencia, su gestión. ¡Estos son los menos! y por ello, en el contexto de los ejecutivos y mandos son “los buenos rebeldes”.
Así que si eres mando o ejecutivo:
- Aprende, desarrolla y adopta una mentalidad de crecimiento y de pensamiento crítico.
- Compra libros, lee y aplica lo que ves. Cuestiona lo que funciona y lo que no.
- Afíliate a una sociedad profesional local, nacional o internacional para mantenerte actualizado. Participa, aprovecha los recursos e interacciona con otros para crecer.
- Estudia las buenas prácticas de gestión y liderazgo y aplícalas. Estudia los casos de éxito y si puedes, los de fracaso. Luego analiza como aplica al contexto particular de tu empresa.
- Asiste a visitas industriales, observa y cuestiona lo que hacen otros, compara con tu empresa y ve que puedes rescatar.
- Solicita capacitación y asiste con tus cinco sentidos, prestando atención y desconectándote del mundo. Aprovecha esos momentos de formación para crecer, no solo vayas a calentar el asiento.
- Aprende a manejar tu agenda y tu tiempo para poder hacer todo lo anterior, no permitas que el entorno dicte tus actividades al 100%, toma control de tu tiempo.
- Busca mentores y coaches “confiables” dentro de tu entorno y busca aprender de ellos.
- Invierte en tu aprendizaje si no hay apoyo externo. Y si no hay recurso, siempre hay bibliotecas públicas y el internet.
Ve y realiza estas cosas de manera consistente mes tras mes, año tras año, casi nadie hace eso. Sé un “buen rebelde” en tu contexto empresarial e industrial.