Estimado mando o gerente, inicia la semana con ésta reflexión:
¿Crees en tus subordinados? ¿Crees que pueden desarrollarse y lograr el desempeño requerido? ¿Crees que pueden aprender y mejorar? ¿Crees que pueden mostrar una motivación y actitud apropiada a las necesidades de la organización?
Esta es una reflexión muy importante, ya que si tu no crees en tu gente, es probable que ellos lo reflejen. ¿Has escuchado del Efecto Pigmalión?
«El efecto Pigmalión, también conocido como efecto Rosenthal, es un fenómeno que se utiliza en psicología y pedagogía para referirse a la potencial influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra. » – Wikipedia
Leyendo el libro Give and Take de Adam Grant encuentro un pasaje, que he leído ya en otros tantos libros. Menciona que un psicólogo Robert Rosenthal junto con Leonore Jacobson hicieron un experimento en una escuela. Desarrollaron un test para identificar a los alumnos con potencial. Luego se los asignaron a unos maestros y dieron seguimiento y ¿qué encontraron? Que los alumnos con potencial habían mostrado un desempeño sobresaliente. Lo curioso del estudio fue que los alumnos asignados a los maestros como de «alto potencial» simplemente fueron escogidos al azar. ¿Qué demostró esto? Que la expectativa del líder, en este caso el maestro, fue más determinante en el desempeño sobresaliente que las mismas habilidades, perfil y potencial inicial de los alumnos.
Curiosamente, este estudio se ha replicado en diferentes entornos tales como el ejército y diferentes empresas, desde bancos hasta manufacturas, y el resultado ha sido el mismo. Cuando se le dice a los gerentes que se les asignó gente con «alto potencial», esas personas simplemente brillaron. ¿Por qué? Por que los líderes, los mandos, mostraron un interés genuino en la gente y tomaron acciones para apoyar la creencia de que sí podían.
Marcus Buckingham en su libro Lo único que usted debe saber para ser un gerente y líder excepcional y alcanzar el éxito duradero menciona que: «la última destreza fundamental es tan cálida y ambigua que desconcierta: mostrar interés en la gente…Al parecer el hecho, de que haya interés por ellos motiva el desempeño, independientemente de la manera con éste se mida».
Adam Grant comenta que las empresas gastan millones de dólares al año para identificar a la gente con talento y luego proveerle de oportunidades, coaching y apoyo para lograr un desempeño superior. Sin embargo, las evidencias muestran que puede ser el enfoque equivocado. El reto, es ver a cada colaborador como un diamante en bruto y trabajar de manera interesada para desarrollarlos. Dicho de otro modo, creer en ellos, mostrar interés en ellos.
Las películas están llenas de casos en los que empresarios, maestros, coaches creyeron en una persona y esa persona logró grandes cosas. Tal vez deberíamos prestar más atención. ¡Hay que creer en la gente! Ese es el trabajo del gerente, creer en ellos y dedicarse a desarrollarlos.
El problema es cuando el mando o gerente ve a sus colaboradores como una amenaza y decide mejor entorpecer su desarrollo o cuando tiene dudas de si vale la pena dedicar tiempo a su desarrollo. La verdad es que si vale la pena, aunque vale la pena en el paso del tiempo. Nuestro problema, creo, es la expectativa de lograr resultados de manera rápida y querer «contratar» y «comprar» a la gente talentosa en lugar de desarrollarla. Pero la solución es simple ¡cree en la gente!
¿Y tú crees en tu gente?