Ayer escuchando un podcast español donde entrevistaban a una científica y educadora argentina, una de ellas mencionaba que cuando era pequeña su mamá decía que era un «sapo de otro pozo». Esto en alusión al hecho de que era muy diferente a los demás.
¿Alguna vez has sentido como que no encajas en un grupo? A lo mejor en la escuela el grupo «social» quería salir al recreo y platicar de la moda y demás, pero tu preferías quedarte en el salón y revisar los ejercicios y leer un poco más en la tranquilidad. A lo mejor el grupo deportivo quería jugar una «cascarita» o un «tochito», pero tu preferías sentarte en un grupo pequeño y hablar sobre los temas importantes de la vida. A lo mejor los de la cuadra querían jugar beisbol y discutir los porcentajes de bateo, pero tu preferías andar solo en bicicleta mirando la copa de los árboles. Es probable que en estos casos tu simplemente eras un «sapo de otro pozo».
Cada pozo tiene su voceros y reclutadores. Quieren que seas como ellos, te venden la idea de que ser como ellos es lo mejor, que solo siendo así o asá vas a cambiar al mundo. Sin embargo, es importante entender que en el mundo no todos podemos estar y ser sapos del mismo pozo. ¿Qué pasaría si todos fuéramos emprendedores? Si todo el tiempo creáramos ideas y empresas ¿funcionaría? No, por que un emprendimiento requiere de gente «no emprendedora» que ejecute las ideas «innovadoras» del emprendedor. Y el perfil es diferente. ¿Qué pasaría si todos fuéramos influencer? ¿Funcionaría? Tampoco, porque necesitamos de gente que cultive alimentos, que los transporte, que los almacene, que los distribuya. ¿Qué pasaría si todos dejáramos la escuela? ¿Funcionaría? Posiblemente no, porque aún necesitamos de esos «sapos» dedicados, ratones de biblioteca que pueden seguir un método paso a paso y estar encerrados en un laboratorio por horas, días o meses generando conocimientos que después los «emprendedores» podrían convertir en la siguiente idea innovadora. Si no hubiera habido gente «aburrida» desarrollando microprocesadores, Apple y Microsoft nunca habría despegando con el ingenio e innovación de Jobs y Gates.
Ahora bien, el reto como todo en la vida es encontrar nuestro pozo. De eso habla Ken Robinson en su libro del elemento. Pero creo que es un punto de reflexión también para empresarios y mandos ¿por qué? Pues simplemente porque necesitamos crear nuestro propio pozo (la empresa) que es muy diferente a otros (cultura) y atraer a los sapos (gente) correctos. No necesariamente iguales, en una empresa necesitamos gente dedicada, gente monótona haciendo trabajos repetitivos, necesitamos gente que pueda vender, gente que pueda resolver problemas, gente que pueda crear productos, gente que pueda gestionar y demás. Pero, todos ellos deben compartir algo: Valores. Y es que son los valores y no las habilidades y conocimientos lo que une a los sapos. Son los valores los que forman el pozo. ¿Cómo vendemos nuestro pozo? ¿Cómo atraemos a los sapos correctos?
En más de una ocasión las empresas han jalado gente que tiene un currículo impresionante para solo darse cuenta de que al final no encajaron en la empresa, eran sapos de otro pozo. El reto, difícil y nada trivial, es tener claro qué es lo que conforma mi pozo (empresa) y tener los mecanismo, medios y procesos para reclutar a la gente correcta (los sapos ideales para mi pozo). Obviamente después tendremos que mantener las condiciones para que los pozos quieran permanecer y no andar brincando de pozo en pozo. A nivel empresarial, tenemos que dedicar tiempo a crear el pozo correcto que atraiga a los sapos correctos. Solo así podrá despegar la empresa.
A nivel personal, tenemos que buscar ese grupo de gente (nuestros sapos) con la que nos identificamos, sin sentirnos mal de lo que diga los sapos de otro pozo. Si tu eres un trabajador o profesionista, no te dejes impresionar por cualquier pozo y sus sapos, verifica si ese pozo está alineado con tus intereses y valores.
Ya para terminar, sé un sapo con empatía y clase. No todos los sapos tienen que ser como tu, diferencia a los sapos que buscas, pero sin ofender, sin polarizar. Los que lo hacen no estarán de acuerdos, pero tenemos que ser sapos líderes con clase. Y el líder con clase no ataca a los demás sapos y menos a los sapos de otros pozos. Se dedica a crear el mejor pozo y a cuidar a sus sapos.
En fin, ya mucho sapo. Que inicie el día. Vamos a darle.