A lo mejor en tu organización alguna vez escuchaste sobre alguna metodología, tecnología o filosofía empresarial: «es que eso aquí no funciona».
Este es un fenómeno común que puede originarse en:
- Malas implementaciones del pasado.
- Desconocimiento de la metodología, tecnología o filosofía en cuestión y por lo tanto temor a lo desconocido
- Apego al status quo (lo que siempre ha sido es conocido y más cómodo que algo nuevo).
- Inmadurez de la organización para adoptar el cambio.
- Afectación a las relaciones de poder existentes.
- Afectación a la asignación de recursos existente.
- Afectación a la seguridad laboral existente.
- Y otras tantas más.
El tema que debemos cuestionarnos es ¿la metodología, filosofía o tecnología es realmente mala o no sabemos bien sobre ella o hemos sido malos en la implementación pasada?
En ocasiones he visto a las empresas desechar los esfuerzos de cambio por malas implementaciones. Al final, como dice el dicho «cada quien habla como le fue en la feria». Si tu experiencia pasada fue mala, extrapolas eso hacia el futuro.
Este tema no es fácil de superar, la mayoría de nosotros carecemos de evidencia objetiva sobre el fracaso o éxito de algo. Somos presa de la «ley de los pequeños números». Esto es, esperamos que nuestros «pocos» casos sean representativos de todo lo que sucede en el mundo y lo generalizamos, por ejemplo: «Esto NO FUNCIONA». Pero eso es una distorsión cognitiva de la que somos presa fácilmente. Es peligroso sacar conclusiones de esa manera.
Que a algunas empresas no les haya funciona una implementación de ISO 9001, no quiere decir que a todas no les funciona. Que a algunas empresas no les haya funciona una implementación de metodología Agil o Scrum, no quiere decir que todas no les funciona. Que a algunas empresas no les haya funcionado una implementación de sistema de orden y limpieza (5s), no quiere decir que a todas no les funciona.
Por eso debemos no solo estudiar los casos de éxito sino también los casos de fracaso. Muchas veces los fracasos van asociados a malas implementaciones y no necesariamente a deficiencias en las metodologías, tecnologías o filosofías empresariales. No tomamos en cuenta los esfuerzos que hicieron las empresas para lograr el éxito, ni todos los fracasos intermedios que tuvieron que realizar. No tomamos en cuenta el proceso, condiciones y aspectos culturales y de entorno que apoyaron el éxito de una iniciativa.
Muchas empresas han tratado de emular el sistema TPS de la Toyota, pero se centraron en las herramientas y han fracasado. Los estudios muestran que el éxito debe incluir el atender la cultura organizacional también. No es como un par de zapatos que compras y te pones y ya. Así no funcionan las organizaciones.
Y lo mismo pasa a nivel personal: «La universidad no funciona», «esa dieta o esa rutina de ejercicio no funciona», «esa forma de pensar no funciona». Lo más probable es que estes diciendo: «a mi no me funcionó» o «no fui bueno para aprovecharlo» o «no fui bueno para implementarlo». Pero generalizar a partir de ello, es peligroso.