Supongo que el título se explica solo, sin embargo, existen múltiples instancias en las que creemos saber más de lo que en realidad sabemos.
Todos experimentamos nuestras vidas de diferente manera y desarrollamos muy diferentes niveles de conocimiento y, eventualmente, de competencia (lo que sabemos y lo que sabemos hacer). ¿Alguna vez te ha tocado escuchar a alguien que no es competente en cierto aspecto técnico o de negocios? En muchos casos, si tienes un poco de conocimiento en el tema, rápidamente te das cuenta de que no sabe tanto como dice saber.
En el libro llamado «El arte de pensar», el autor Rolf Dobelli examina la diferencia entre lo que llama «conocimiento auténtico», que viene de dedicar tiempo y pensamiento a un tema (directa o indirectamente) y el conocimiento de aquellos que pretende saber algo y se las han arreglado para poner un espectáculo sobre el tema. Dobelli hace referencia al concepto del Círculo de Competencia desarrollado por Warren Buffet y Charles Munger. Imagina un circulo grande y dentro de él uno mucho más pequeño. El círculo pequeño es en realidad el área en la cual posees conocimiento auténtico.
Dobelli advierte a la gente de hablar o explicar fuera de su circulo de competencia. Si uno se encuentra fuera de este circulo, uno debería «permanecer callado» o aceptar » que no sabe». Creo que esto es cierto para los casos en los que tenemos que explicar algo.
Ahora bien, es un poco subjetivo establecer la cantidad de tiempo que debemos que dedicar a algo para decir que lo sabemos. Así que digamos que si aún no he podido explicármelo a mí mismo con bastante claridad y algo de profundidad estamos en este supuesto.
En caso de encontramos en la necesidad de explicar algo que realmente no conocemos, y que no entendemos, debemos de dedicar un tiempo razonable para aprenderlo y explicarnos a nosotros mismos. De ese modo incrementamos nuestro círculo de competencia. Mientras eso sucede, lo mejor es quedarse callado.
Aceptar que no sabemos no es fácil, nos engañamos a nosotros mismos en pensar que sabemos y entendemos más de lo que en realidad sabemos y entendemos. Yo he encontrado que ser un lector ávido, aplicar, fallar, volver a intentar para mejorar y estar en contacto con otros especialistas en un cierto campo de conocimiento ayuda a evitar que un piense que lo sabe todo. Un cierto, o un montón, de humildad ayuda en este punto.
En el lenguaje español existe un dicho que dice «zapatero a tus zapatos», esto en relación al hecho de que uno debe de mantenerse dentro del campo de conocimiento que ha dominado (sin que ello nos prevenga de aprender y dominar nuevas cosas). Así que a fin de explicar, aprender, experimentar, entender y explicarnos a nosotros mismos, debemos volver un hábito el desarrollo de este conocimiento auténtico.
Una vez que realmente sabemos algo, en suficiente grado para ser de utilidad a otros, explicarlo será mucho más simple. Las explicaciones serán mucho más naturales y sinceras para los demás y lo apreciarán. Existe una situación común en el entrenamiento para hablar en público en las que se pide a un participante a que pase e improvise sobre un tema escogido al azar. La mayoría de la gente se paraliza y entra en pánico. Es muy difícil hablar de algo que no sabemos. Cuando a esa misma persona le pides que hable de algo que conoce y le apasiona, repentinamente, comienza a hablar de una manera más natural y relajada, lo hace con confianza. El aprendizaje de esta anécdota es que fin de hablar en público uno debe de preparar su discurso hablando sobre lo que sabe. Lo mismo aplica para explicarle cosas a los demás.
¿Cuánto tiempo destinas a prepararte en tener conocimiento auténtico del temas que estás tratando de explicar? Puede hacer una gran diferencia en tus explicaciones.