¿Te has sentido inundado, casi ahogado, por el concepto de marca personal en el entorno empresarial y profesional desde hace unos años como yo? Seguramente que sí, está en todos lados. Muchos hablan de la marca personal.
En los últimos años he explorado mi presencia en internet, adquirí un dominio con mi nombre, puse este sitio web, trabajé mi perfil de LinkedIn, armé una página de Facebook y reactivé mi casi muerta cuenta de Twitter. Además de que conecté todo y hoy publico en todos esos medios de manera consistente. Sin embargo, yo no le llamaría a esto mi marca personal, para mi eso es la difusión de mi marca personal.
En 1999 adquirí un libro de Tom Peters llamado Usted, S.A (The Brand You 50, si lo buscas en inglés). Ahí leí por primera vez el concepto de marca personal. En el libro da una serie de recomendaciones para crear / potenciar dicha marca personal. ¡Eso fue hace 22 años!
Vayámonos más atrás, muchos años atrás, a esa época cuando yo estaba en la preparatoria. Me gustaba estudiar, me gusta estudiar y también me gustaba y me gusta hacer las cosas bien. Estudiar + Hacer las cosas bien = Estar en la voz de la gente en la escuela. Algunas voces para criticar, siempre ha habido «haters»; otras voces para reconocer, siempre ha habido «fans».
Recuerdo que una vez en un receso me encontré con la psicóloga que veía lo de orientación vocacional, platicábamos en el patio de la escuela. En la escuela había un salón de maestros, no recuerdo por qué pero le pregunté:
–¿De que hablan cuando están en el salón de maestros?
Me miró fijamente y me dijo:
–De ti. Aunque no lo creas, hablamos de ti.
Yo me sentí apenado ¿Por qué hablarían de mi? En aquel momento no lo procesé correctamente. Sin embargo, la razón es que hablaban de mi por mi reputación como estudiante. Obviamente, no todos buscan crear ese tipo de reputación, ni deberían. Simplemente mi punto es que lo que nosotros hacemos será de lo que otros hablen y pensar, diseñar, implementar, controlar y mantener lo que somos se traduce en aquello de lo que los otros hablarán de nosotros, es nuestra marca personal.
También en mis años escolares recuerdo que cuando salíamos en grupo, ya fuera con amigos o amigas, los papás me decía: «vamos a dejar que el / ella salga con ustedes porque vas tú». De algún modo, por mi forma de ser, por mis valores, por mis actitudes, por mi reputación, la gente me percibe como alguien confiable. Y eso es algo que he mantenido como parte de mi marca personal. Yo cumplo, llego a tiempo, respeto, entrego resultados. Es parte de lo que soy y transmito.
Nuestra marca personal no es nuestra página web, aunque apoya. No son nuestras redes sociales, aunque apoyan. No son los logotipos y diseño publicitario que hacemos de nuestra marca, aunque apoyan. Eso para mi es nuestra imagen personal y complementa y apoya la marca personal, pero podría estar disociada de ella. Podría tener yo una excelente imagen personal (pagada y elaborada por profesionales del diseño) y resulta tarea gente, pero a la hora de interactuar conmigo no refleja mi marca personal.
Nuestra marca personal es lo que somos, es lo que hacemos, es la congruencia entre lo que decimos y hacemos, son nuestras creencias y valores.
Cuando los otros hablan de ti y te describen a otros, están describiendo lo que resalta de ti, están describiendo tus fortalezas (y tus debilidades) y lo que te hace diferente a los demás. Básicamente al hablar de ti describen aquello por lo que eres conocido y reconocido, por tu reputación, por tu marca personal.
Podemos modificar y crear una marca personal, podemos aprender a escribir, hablar, presentar, vestirnos, saludar, conversar, negociar, tomar decisiones y demás. Todo ello causa un impacto en la gente en una primera interacción, pero la reputación no es la primera imagen, es la acción continuada y consistente de algunos rasgos y hábitos que tenemos. Nuestra marca personal no es lo que hacemos una sola vez, es lo que hacemos y mejoramos consistentemente.
Piénsalo así ¿tienes algún apodo? Tu apodo, lo ponen otros, no te lo pones tú. Y en ocasiones, aunque hiriente, representa un rasgo que sobresale en ti. No pensemos en los apodos de la escuela y de los amigos, pensemos en los apodos de tus colaboradores y la gente con la que tienes interacciones profesionalmente ¿Qué dicen ellos de ti?
Yo te voy a ser honesto, al inicio de mi carrera profesional mi apodo era «el gurú». Me lo pusieron mis colaboradores, por qué, pues simplemente porque me gusta aprender. Siempre me ha gustado. Soy una máquina de absorber conocimiento e información. Inclusive me he realizado test de fortalezas, el Gallup para ser concretos, y literalmente dice:
- Entrada (Input). Eres inquisitivo. Coleccionas cosas. Puedes coleccionar información.
- Aprendiz (Learner). Te encanta aprender.
- Estratégico (Strategic). Esto te permite navegar la complejidad y encontrar la mejor ruta.
- Intelecto (Intellection). Te gusta pensar.
- Analítico (Analytical). Tu lema es «¡Demuéstralo!»
Quienes me conocen, probablemente corroboren dicha evaluación. No solo porque salió en el test, sino porque lo vivo día tras día, interacción tras interacción. Ese es el punto, somos lo que hacemos repetidamente y de ese modo creamos una reputación.
Ser formal, llegar a tiempo, saber, ayudar a pensar, tener conocimiento, colaborar, comunicar eficientemente, ayudar a aprender, son cosas que constituyen mi marca personal (no solo lo publicitario y de imagen como redes sociales y demás).
Hoy ya no me dicen «gurú», bueno pocas veces, ahora, por razones ajenas a mí, en diferentes grupos, en diferentes momentos la gente me dice «sensei» (el término japonés para maestro) y aunque es un término común en artes marciales, me lo dicen fuera de ese contexto, inclusive gente que no sabe que yo soy practicante de las artes marciales japonesas y gente a la que nunca se lo he comentado.
- «Agradezco a la vida que te haya puesto en nuestro camino y hoy seas nuestro sensei.»
- «Muchas gracias por hacer tiempo para mi Luis. Eres un sensei.»
Yo no les dije que me digan así, pero me lo dicen ¿Por qué? Por que es lo que mi actuar con ellos les hace sentir. Yo ya dejé de ser ingeniero, ya dejé de ser consultor, desde hace unos años me autodenomino «Facilitador de Aprendizaje», simplemente para tener congruencia entre mi actividad profesional y la percepción de mis clientes hacia mi persona y mi actuar.
- «Luis posee una gran facilidad para ilustrar los temas a los participantes por medio de citas, apoyos visuales, gráficos o dibujos, lo que nos permite visualizar y segmentar cada idea.»
- «Luis nos ha dado consejos capacitadores y asesoría que esclarece el rumbo de cada uno de nuestros puestos clave, lo hace de forma didáctica y puntual.»
- «Gracias al apoyo de Luis durante el periodo de esta consultoría, logramos definir la dirección hacia la que deben de estar alineadas todas nuestras decisiones.»
Esto no lo digo yo. Lo dicen los clientes. Es lo que ellos perciben de mi, es lo que ellos transmiten, es lo que ellos hablan de mi ante otras personas. Es lo que crea mi reputación.
A lo largo de los años he trabajado y mejorado mi actuar para integrar esa marca personal, esa reputación. La puntualidad, la ropa que uso, la forma en que saludo, cómo le doy seguimiento a los correos, como redacto, como hablo, como presento, como armo propuestas, como diseño eventos de aprendizaje, como me relaciono con la gente, como doy seguimiento a los clientes, el estar actualizado y sabiendo lo que tengo que saber…todo, absolutamente todo es parte de la marca personal. Y gran parte se realiza de manera deliberada y trabajada. Hoy ya son hábitos, ya son parte de mi y eso, es lo que la gente percibe de mi.
Hoy simplemente estoy usando el poder del internet para llegar a más gente, para que más gente conozca mi marca personal, no para construirla. Mi marca personal tengo más de 30 años construyéndola (y a veces destruyéndola y volviéndola a construir).
Hoy pregúntate, ¿cuál es tu marca personal? ¿Cuáles son las actitudes, competencias, comportamientos y demás que la gente reconoce o critica en ti? ¡Esa es tu marca personal! Puede ser buena o mala, puede requerir mejora, cambio o reparación, es algo que requiere constante mantenimiento.
Si la marca personal que transmites hoy no es la que quieres, no es la que necesitas, no es la que te hace avanzar, tienes que tomar acciones. De lo contrario, meterte a promocionar tu marca personal en redes sociales y el internet, solo hará que más gente, más rápido se den cuenta de esa marca personal deteriorada. Nosotros somos nuestro producto, por así decirlo, y antes de hacerle publicidad, hay que asegurarnos de tener un buen producto o, al menos, uno lo suficientemente bueno.
Yo aún tengo que trabajar aspectos de mi marca personal y de mi imagen pública. Es un camino, una forma de vida que tenemos que adoptar.
En libros y películas de antaño no era raro encontrar una frase cuando presentaban a uno de los personajes y entonces el otro decía:
«Sr. X, su reputación lo precede».
Nuestra reputación (lo que otros hablan de nosotros) y lo que somos en realidad deben de estar alineados y eso constituye nuestra marca personal. Nuestra reputación + nuestro ser y actuar = Marca personal.
Toma 20 años construir una reputación y toma cinco minutos arruinarla. Si piensas sobre ello, actuarás de manera muy diferente.
Warren Buffet