Dice el dicho que “la práctica hace al maestro”. Más no es solo la práctica, es la buena práctica, o para pensarlo de otro modo, la práctica de “buenas prácticas”.
La competencia de una persona está integrada, entre otras cosas, por su conocimiento, su habilidad y su experiencia. El saber, el saber hacer y el tiempo de estarlo haciendo.
Los tres elementos son fundamentales para crecer en nuestra competencia, esto es, nuestra capacidad de hacer una tarea correcta y eficientemente.
Tenemos que dedicar tiempo continuo a desarrollar los tres elementos, es la única forma de crecer. Pregúntate, ¿cuál es tu arte, tu oficio o tu profesión en la que debes desarrollarte?
De un tiempo para acá, lo mío es facilitar el aprendizaje, pero no a nivel escolar, a nivel profesional o corporativo. Busco transmitir conocimiento, orientar, informar, acompañar, explicar y desarrollar competencias en mis clientes.
Para ello, leo, me informó, experimento, pongo en práctica y obtengo retroalimentación de mis clientes. De igual modo, practico en todo momento, no sólo en en ambiente laboral. Siempre que tengo oportunidad practico, con mi familia, con mis amigos y conocidos. Continuamente busco nuevas técnicas para explicar, contar historias, simplificar e ilustrar conceptos.
¿Cuál es tu especialidad o tu oficio o tu arte que debes refinar? ¿Haces lo mismo de siempre o te preparas, experimentas, pones en marcha y verificas si te ha funcionado y te ha ayudado a mejorar? ¿Practicas en todo momento?
En ocasiones nos absorbe el día a día y solo ejecutamos ahí, no nos damos tiempo para refinar nuestro arte. Hacer lo mismo todos los días te vuelve hábil. Mejorar implica hacer cosas diferentes, no puedes mejorar haciendo lo mismo.
Mil días de entrenamiento para desarrollar, diez mil días de entrenamiento para pulir. Todos ustedes deben examinar esto bien.
Miyamoto Musashi
Es importante no llegar a un punto de competencia aceptable y sentarnos en nuestros laureles. No basta con conformarse. Hay que depurar y refinar nuestro arte.