Hace un par de semanas, ocurrió que en un evento en línea, las cosas sucedieron diferente a como lo tenía planeado. Al terminar el evento, comenté con el cliente que el cambio de su parte había requerido de una cierta improvisación. El cliente comentó que él percibía que todo había salido muy bien y que no lo había notado. Estuve de acuerdo –aunque no lo creas, yo practico antes de cada evento –le dije. Se río levemente.
Siempre me han sorprendido los comediantes que improvisan sobre la marcha, me parece que su agilidad mental es sorprendente. Sin embargo, hace años vi un documental donde uno de esos comediantes comentaba que el secreto de la improvisación eran cientos, si no es que miles de horas prácticas. Esto hace que para la audiencia parezca natural, improvisado, cuando en realidad es el resultado de muchas horas de ejecución, corrección y aprendizaje. El resultado de preparar cientos de «sketches» que pueden ser utilizados a discreción cuando la situación lo amerita.
Hace unos 20 años que inicié a realizar capacitaciones y asesorías, practicaba yo mis diálogos frente al espejo. Una y otra, y otra, y otra vez. Se lee exagerado, pero no lo es. Cada sesión de asesoría, cada auditoría, cada entrenamiento, es una puesta en escena. Y se vuelven en ensayos y aprendizajes para la siguiente oportunidad. En más de una ocasión me he encontrado con una situación inesperada. Cada año, con la práctica diligente, se vuelve más fácil atender dichas situaciones.
Podemos creer que la improvisación es un don, pero no lo es, es el resultado del esfuerzo. Hoy me encuentro leyendo el libro Grit de Angela Duckworth en donde busca diferenciar entre lo que es el talento y lo que es la dedicación, la tenacidad, la resilencia.
Lo que nos sale de manera natural, es muchas veces el resultado de muchas horas y años de dedicación. Lo que no cambia es el hecho de seguir aprendiendo, de seguir ensayando, de seguir practicando. La semana pasada di varios cursos y sesiones virtuales, invariablemente, unos minutos antes de iniciar reviso mi material y practico los diálogos, las explicaciones y hasta lo que voy a trazar en el pizarrón virtual. En ocasiones hasta anticipo las preguntas y reacciones de los participantes.
Cuando llega el momento, simplemente respiras y sales a escena. Y si es en modo virtual, respiras y enciendes la cámara. Lo demás es realizar lo que sabes hacer, con la tranquilidad de que cuando llegue el imprevisto, estarás listos para improvisar.
Esto es aplicable a cualquier ámbito del trabajo del especialista, mando o gerente. ¿Cuánto tiempo le dedicas a prepararte en aquello que debes de realizar de manera impecable? La improvisación no es talento, no es suerte. Es pura dedicación.