En la novela “Alicia en el país de las maravillas” hay un pasaje en el que Alicia llega a una encrucijada en el camino y pregunta al gato sonriente como debe proceder:
Alicia: ¿Qué camino debo seguir?
Gato: ¿A dónde quieres ir?
Alicia: No lo sé.
Gato: Entonces no importa que camino tomes.
Lewis Caroll
Igual en las empresas es igual de importante el tener claro hacia dónde se dirigen y transmitirlo de manera adecuada a sus colaboradores.
A veces se requiere definir el rumbo desde de los más altos niveles y bajarlo en cascada a todos los niveles.
En otros, es necesario expresar el rumbo de modo que todos lo entiendan.
En otros casos es necesario alinear los esfuerzos de toda la empresa con dicho rumbo.
En cualquiera de los casos habrá retos y habrá traspiés, pero lo que no puede hacerse es evitar o postergar la definición de dicho rumbo.
Existen muchas herramientas y formas de hacerlo: planeación estratégica, balanced scorecard, vision, misión, etc. Sin embargo, no debemos perdernos en dichas herramientas y metodologías.
La definición sobre a dónde vamos y su complementos sobre porqué vamos hacia allá es lo esencial.
¿Ya tienes claro a dónde vas? ¿Lo has trabajado con tu jefe, accionistas y colaboradores?
El año termina y es un buen momento para reflexionar ¿a dónde vamos?