Seguramente tú, como muchas personas, eres adicto a los libros y a la lectura. Yo ciertamente lo soy, la casa de mis papás estaba llena de libros, mi casa está llena de libros y mi oficina está llena de libros.
No se trata de acaparar libros solo para leerlos, aunque eso es loable, pero al final ¡no importa cuántos libros leas! Desde el punto de vista profesional es importante diseñar tu biblioteca, adquirir los libros necesarios, para poder aplicarlos a los retos que se te presentan en el día a día.
En realidad lo relevante es que haces con el conocimiento adquirido de la lectura de dichos libros. A nivel profesional, a diferencia de a nivel cultural, no se trata, en mi opinión, de leer por leer solamente. Lo más importante es ¡lo que aplicas de lo que lees!
La idea de adquirir un libro es obtener conocimiento que de otro modo tomaría más tiempo o recursos (que un curso o una asesoría). Sin embargo, el conocimiento tiene que ser aplicado para volverse aprendizaje y para ser de utilidad.
A continuación te muestro una lista de 5 cosas que he aplicado de los libros que he leído (a nivel profesional):
- Cuando me independicé como consultor de sistemas de gestión de calidad, compré un libro llamado Consultoría sin Fisuras. Me abrió los ojos y comencé a aplicar las recomendaciones en mi interacción con los clientes durante las negociaciones y al ejecutar los proyectos. De ahí vendría otros libros sobre el proceso de consultoría.
- Cuando inicié a dar capacitación, lo primero que hice fue conseguir unos libros sobre diseño de cursos, capacitación y psicología en la capacitación. Apliqué diligentemente lo sugerido para lograr el resultado deseado y funcionó. Una de las muchas recomendaciones ligadas a la instrucción era practicar previo a los eventos. Yo practicaba por horas frente a un espejo y hoy, aún, antes de una plática realizo múltiples ensayos previos.
- Hace muchos años me di cuenta que el diseño de mis diapositivas en presentaciones no generaban mucho impacto. Las diseñaba como las había yo conocido en eventos a los que asistía. Luego conocí a un autor y conseguí sus libros, ese autor apuntaba a otros y también conseguí sus libros. Apliqué las recomendaciones y mejoré drásticamente el diseño y el impacto de mis presentaciones, conferencias y cursos.
- Realizando sesiones de desarrollo directivo y ejecutivo, uno a uno, me topé con el reto de explicar y hacer entender conceptos a los clientes. Investigando me topé con varios libros sobre el tema de pensamiento visual, los devoré e inmediatamente comencé a aplicar dichas recomendaciones con excelentes resultados. Practique y practiqué los conceptos en montones de libretas antes de presentarlos a los clientes, hoy ya es una habilidad natural que se ha vuelto casi con un punto que me distingue ante mis clientes.
- Con el paso de los años, me encontré ante la necesidad de tener que lograr la adopción de ciertos conceptos abstractos, vinculados al liderazgo y la gestión, con los directivos y ejecutivos. Comencé a leer sobre Storytelling a nivel corporativo y entendí la importancia de contar buenas historias. Me senté a desarrollar mis propias historias las cuales comencé a introducir en mis cursos y asesorías y fui seleccionando y depurando las que funcionaron. Hoy, después de años, tengo todo un repertorio que uso. Además, sigo creando más, pues los clientes lo que recuerdan con más intensidad son esas historias.
Como estos ejemplos hay muchos más, cada libro es un descubrimiento y, a la vez es, un reto para aplicar lo que uno ha leído. Solo a través de la disciplina de aplicar, experimentar, fallar, reflexionar y volver a aplicar es posible realmente generar un aprendizaje y mejora en nuestro desempeño.
Comprar libros es un deleite, inclusive puede volverse una adicción, aunque sin aplicación, pues es solo información y cultura.
Al final no importa cuanto leas, lo que importa es lo que aplicas. Leer y aplicar es una receta para estar adelante de lo que podrías haber aprendido solo aplicando por ensayo y error. Es aprovechar el conocimiento, experiencias y aprendizaje de otros para potenciar tu desarrollo. Leer sin aplicar es solo llenarte de información.
El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información.
Albert Einstein
Así que ¡Aplica! ¡Aplica! ¡Aplica lo leído!