El miedo más grande


Si escribes la palabra «fear» (miedo en inglés) en Google. La primera búsqueda previa antes de presionar Enter es: «fear of public speaking» (el miedo a hablar en público).

Y resulta que mucha gente no se siente a gusto hablando en público ya sea en un entorno personal o laboral. Desgraciadamente, saber hablar en público no solo es una habilidad, sino en muchos casos es una necesidad.

Y hablar en público significa pararse frente a una audiencia, generalmente desconocidos. Es una situación en la que podemos quedar expuestos y vulnerables y pienso que por eso no es tan atractiva.

Hablar en público tenemos que hacerlo en clase al presentar proyectos, al presentar la tesis, al presentar los resultados dentro de nuestra empresa, al dar a conocer una iniciativa de cambio o de mejora, o si somos gerente o director, al exponer al consejo o a los accionistas. Debemos hacerlo frente a clientes, autoridades, colegas, colaboradores. Eventualmente llegará el momento de tener que hacerlo y lo mejor es estar preparado.

Hablar en público no es algo que todos desarrollamos de manera natural, pero tampoco es algo imposible de alcanzar y aunque tal vez no nos convirtamos en el mejor de los oradores, podemos desarrollar la habilidad a manera de volvernos lo «suficientemente buenos».

Así que acá algunas recomendaciones:

  • Saber del tema. Si hacemos memoria, el peor escenario en la escuela básica era que nos pasaran al frente, sobre todo si no sabíamos. Y con mucha razón, hablar de algo que no sabemos es la receta para el fracaso. Por ello es importante que cuando estemos ante el evento de tener que hablar en público, que hagamos nuestra tarea previa y nos preparemos los más posible. Entre más sepamos del tema, más fácil se nos hará la plática y podremos vencer el miedo a que nos pregunten, pues tendremos los elementos para responder.
  • Practicar. Un actor nuca sube al escenario sin haber practicado, tampoco un futbolista intenta anotar un penal sin practicar. De igual modo, el orador tiene que practicar. Se puede hacer en casa, frente al espejo o grabándonos con la cámara del teléfono inteligente. Hay que escucharnos y observarnos al hablar en público y detectar nuestros errores y corregirlos en la siguiente oportunidad, es un juego de ensayo y error y corrección continua. Cuestiones como muletillas, movimientos innecesarios, vestimenta y demás tienen que ser depurados en nuestra práctica. Visualizarnos en acción en nuestra mente es una herramienta poderosa que ha mostrado beneficios en muchas situaciones y hay que hacernos el hábito de hacerlo.
  • Volumen y entonación. Una situación común es no abrir suficiente la boca al hablar en público. Es necesario que en un espacio razonable la gente nos pueda escuchar, inclusive sin micrófono. Otro punto es adquirir un ritmo y una entonación adecuados a fin de que los demás tengan tiempo de procesar lo que decimos y nos entiendan. Leer en voz alta es un excelente ejercicio para esto, así como el aprender a respirar adecuadamente al hablar. Si usamos micrófono, lo importante es no pegarlo a nuestra boca.
  • Controlar la audiencia. Saber qué hacer cuando la audiencia habla o cuchichea al mismo tiempo que nosotros es muy importante. Contar con un juego de opciones para retomar la atención, generar interés e inclusive ser firmes ande el desorden es importante. Saber dar la palabra a quienes desean preguntar también es de mucha utilidad.
  • Aprender a decir no sé. En ocasiones nos preguntarán algo que no sabemos y en mi opinión es muy importante, y honesto, el tener la capacidad (y el valor) de decir «no sé». No pasa nada. Decir «me parece interesante lo que comentas, no lo había escuchado», nos ayuda a mantenernos con los pies en la tierra. Nadie quiere escuchar a un ponente con aires de deidad infalible.
  • Lenguaje no verbal. Nuestros movimientos de manos, cuerpo y faciales hablan mucho, a veces más de lo que creemos y tenemos que saber al respecto y controlar y sincronizar nuestros movimientos e imagen física con el mensaje que deseamos transmitir.
  • Conectar con la audiencia. Estar presente, no pensar en el pasado ni en el futuro. Simplemente estar con la audiencia. Ellos lo van a sentir, cuando toda tu atención, cuando toda tu energía esté con ellos. Apagar el celular y centrarte en tu mensaje. Saludar, generar un ambiente de confianza con una pequeña anécdota conectada con el tema puede ayudar.
  • Un vocabulario amplio. Hablar en público no debe de sonar como una memorización repetida de manera mecánica, tiene que ser una charla con la audiencia. En esa charla el uso de las palabras adecuadas ayudará a que el mensaje llegue a las personas. Sin embargo, en ocasiones, tendremos que ajustar las palabras de acuerdo a la audiencia, muchas veces sobre la marcha. Por ello es importante contar con un amplio vocabulario. Leer mucho y consultar el diccionario ayudará a crear ese inventario de palabras, sinónimos, antónimos y demás que nos permitirán transmitir un mensaje claro.
  • Utilizar pausas. Dicen que la música sin pausas es ruido. Igual pasa en la oratoria. Es importante no hablar sin descanso. Hay que dar tiempo para que la gente procese las cosas que estamos diciendo, para generar interés y curiosidad. Pero no pausas tan largas que parezca que hemos olvidado que decir o que estamos pensando que decir por no saber. Las pausas cambiarán tus mensajes de una gran manera.
  • Contar historias. El ser humano está «programado» para escuchar historias. Por miles de años, antes de la escritura, la televisión y el cine, el conocimiento se transmitió en forma de historias. Por eso ante una historia, la reacción de mucha gente es poner atención. Pero la historia debe estar bien estructurada, debe de tener un inicio, un clímax y una conclusión. Hay muchas historias que se pueden contar, reales y ficticias para reforzar el tema en cuestión. Las historias conectan más que los datos y que los hechos ya que apelan a las emociones. El «Storytelling» es algo que ha tomado gran auge en el mundo de los negocios y hoy es una habilidad fundamental para cualquier ejecutivo o directivo. Es importante tener un inventario amplio de historias que poder utilizar en un momento dado.

En lo personal, desde la preparatoria me tocó iniciarme en esto de hablar en público y sigo aprendiendo aún después de tantos años. Es muy gratificante poderte parar con confianza ante una audiencia y lograr hacer llegar tu mensaje.

¿Y tú como te preparas para hablar en público? ¿Cuáles son tus retos?